De gatos adultos

En plena época de camadas, reivindicamos a los gatos adultos. Tienen el carácter formado y lo que ves, es lo que hay.

No suelen dar sorpresas y, en general son más tranquilos que los cachorros que necesitan explorar el mundo por lo que, con los gatos adultos, aunque debes dedicarles tiempo, no tienes que estar tan pendiente de ellos y no te ponen el corazón en vilo cuando no los ves.

Los gatos adultos no son trapos viejos que se puedan desechar a la primera de cambio, ni coches usados que se encuentran fuera de circulación por tener alguna avería. Son seres vivos que precisan una segunda oportunidad por motivos muy diversos: Se han perdido y al no estar identificados, no pueden volver a casa; Sus humanos han fallecido o no pueden hacerse cargo del animal por diversos motivos… etc. Sin entrar a valorar los motivos que han provocado que el gato adulto vaya a parar a nuestro hogar, es hora de empezar a conocer al nuevo miembro de la familia para adaptarnos a sus necesidades y ayudarle en estos primeros momentos.

Los cachorros son geniales, muy divertidos pero agotadores. Trepan, saltan, se esconden, cazan todo lo que tienen a mano (incluidos manos y pies humanos)…., no paran. Casi todas las personas que adoptan un gato, suelen elegir a los pequeños y no me extraña, porque son adorables pero, a estas alturas, nos quedamos con esos gatos ya creciditos, con historia y experiencia en la mirada que, además, suelen estar mucho más necesitados de esa segunda oportunidad.

 

Adaptarse al recién llegado

Es probable que durante los tres o cuatro primeros días el gato coma menos de lo que debería o que, incluso, deje de comer. Simplemente es una consecuencia de su cambio de vida. Dale tiempo y espacio a que se adapte.

Debes ser consciente que, hay determinadas conductas que pueden ser molestas para ti, pero que son normales para el gato y más, si no ha conocido otra cosa antes. En consecuencia, no deben ser castigadas, pero puedes tomar medidas para prevenirlas o reducirlas que te contamos más adelante.

Cuando intentamos entender porqué hacen una cosa u otra, es importante procurar verlo tal y como lo perciben ellos para poderlos comprender.

 

Marcar el territorio y buscar comodidad

Subir a las estanterías o marcar los sofás son conductas normales que pueden prevenirse si el gato dispone de un poste rascador. De todos modos, no olvides que tienes un gato en casa así que, si tienes objetos valiosos en las estanterías que quieras conservar, te recomiendo que los guardes en sitio seguro, por lo menos, al principio, mientras os vais conociendo.

El juego nocturno puede disminuir si nos preocupamos de estimular la conducta de juego durante el día, especialmente por la tarde. ¿Qué hará un gato de casa, si no le incentivamos mediante el juego, para gastar su tiempo? Probablemente comer, dormir y engordar.

Todos tenemos un lugar particular del sofá que no queremos que ocupen. Con los gatos pasa lo mismo. Cada uno tiene su sitio preferido en casa y se encargan de dejar bien claro cuál es. En las patas, los gatos poseen algunas glándulas especiales que desprenden feromonas para marcar su territorio.

Cuando nuestro gato quiere avisarnos que tal o cual cojín o sitio del sofá es suyo, amasa la zona, liberando así esas feromonas. Por otra parte, a veces, simplemente quieren estar cómodos y si una manta o un almohadón no se ajustan a las exigencias de nuestro gato, intentarán acomodarlo amasando con sus patas. Así de fácil.

 

 

 

 

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