Un gato gordito no es sinónimo de que sea feliz. Es un animal que, a la larga, puede acumular problemas de salud más o menos graves, unidos a una menor calidad y esperanza de vida. En este punto, como propietarios de un animal con sobrepeso, debemos ser realistas, plantearnos la situación y tomar las medidas más adecuadas para ayudarle a recuperar la vitalidad.
Poniéndonos en forma con nuestro perro
Cada vez hay más personas que salen a correr o a practicar deporte con su perro pero, no debemos perder de vista que, iniciar un programa de entrenamiento o, simplemente, salir a correr con él de vez en cuando con el perro, requiere de algunos pasos previos para convertir la experiencia en todo un éxito y asegurarnos de que hacemos bien las cosas.
Mi gato está raro
En el campo de la salud felina, como propietario y mejor conocedor de tu animal, eres la primera persona en detectar que algo no marcha bien puesto que, ves al gato día a día, lo alimentas y mantienes limpio el cajón de arena.
Cuando se hacen mayores
Tu perro se hace mayor. Ya le ves las primeras canas y no es lo que era. Sus paseos son más tranquilos y prefiere largas sesiones al sol y a tu lado, que irse a jugar con los nuevos del parque.
Gordito no es sinónimo de salud
Mientras el perro, por lo general, «se sienta a la mesa» a unas horas determinadas y espera a que le sirvamos la comida, el gato mantiene la misma pauta alimentaria que sus antepasados salvajes, que consiste en realizar pequeñas comidas frecuentes (entre 18 y 20 tomas diarias). Además, los pequeños felinos domésticos aprecian la tranquilidad cuando comen, y les gusta que haya varios puntos donde elegir.