En general, todos los perros suelen manifestar algún grado de inquietud durante una tormenta, sobre todo poco en las fases previas, mientras se escuchan los truenos a lo lejos. Se muestran alertas y miran hacia todos lados como buscando el origen del sonido. Aunque no hay una opinión unánime, tal vez, sea consecuencia de su alta sensibilidad auditiva (son capaces de detectar sonidos de entre 20 y 65.000 vibraciones por segundo mientras que el ser humano solo entre 20 a 20.000 oscilaciones por segundo) o una manifestación del instinto de conservación y supervivencia que les indica que deben buscar refugio para no mojarse.
Este comportamiento, a priori, es totalmente normal. Sin embargo, algunos perros parecen volverse locos ante los primeros signos de que se avecina una tormenta: Comienzan a correr de un lado a otro buscando un lugar diferente donde refugiarse cada vez que suena un trueno, llegando a lastimarse al intentar entrar en un escondite demasiado pequeño. Normalmente podemos afirmar que un perro tiene miedo a los truenos o a las tormentas porque se esconde, ladra, rasca, o incluso, se orina encima.