Perros en el parque

No todos los perros están deseando saludar al resto de perros del parque. De hecho, hay unos cuantos que se portan estupendamente con el mundo en general, pero evitan los acercamientos impetuosos de canes desconocidos, dando un rodeo lo más amplio posible.


Debemos observar las reacciones de cada animal para aprender a respetar su espacio. De hecho, si lo pensamos un momento, seguro que a la mayoría de nosotros, no nos gustaría nada que un completo desconocido viniera corriendo hacia nosotros para abalanzarse a besarnos y/o abrazarnos.

 

Perros frente a desconocidos….

Los perros no son peluches. Son seres vivos sensibles y no es ni normal, ni amable, abalanzarse en plena calle sobre ellos con el pretexto de acariciarlos, sin mediar siquiera una palabra con el guía o propietario que acompaña al animal.

Afortunadamente, cada vez más niños, solicitan permiso antes de acercarse a acariciar a un perro y sin embargo, son demasiados los adultos que se saltan las reglas de buena convivencia y se agachan a acariciar a todo perro con apariencia simpática que pasa por el parque, y en el peor de los casos, a regalarles, además, todo tipo de golosinas aduciendo “que les encantan los animales”.

Hay perros y perros por lo que, ante estas situaciones, unos lo llevan mejor y otros peor… Luego nos extraña ver perros evitando a las personas desconocidas, poniendo tanta tierra de por medio como les sea posible o, si van atados, gruñendo bajito, para intentar alejar la posible “amenaza” (el perro no sabe que solo lo quieren acariciar y lo puede interpretar como una posible agresión pues no tiene opción de alejarse si va con la correa). Y muchos propietarios, ante esta situación, se apresuran a corregir a su perro cuando empieza a mostrar signos de incomodidad ante ese estímulo que le asusta o pone nervioso.

Para evitar llegar a “enfadarnos con el perro”, es importante es entender el proceso de aprendizaje que sigue el animal, olvidarnos de castigos y empezar por respetar y hacer respetar el espacio crítico del animal (eso implica estar atento en todo momento a todo lo que nos rodea), enseñándole progresivamente a enfrentarse con éxito a situaciones que, en un inicio parecían insuperables para él. Este tema lo tratamos ampliamente en este post.

 

Sujétame… que voy….

Imagen típica de parque: Dos perros enfrentados uno a otro, tirando de la correa con todas sus fuerzas, ladrando y gruñendo, como si quisieran decir aquello de “Sujétame que lo mato”; Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, si por cualquier motivo desaparece la tensión en la correa, la mayoría se achantan y el supuesto conflicto termina rápidamente. ¿Os suena la situación?

Lo primero que debemos hacer para enseñar a pasear a nuestro perro es aprender a relajar los brazos (si, los nuestros) para que la correa vaya floja, de forma que no estemos contagiando nuestra tensión al perro y lo segundo, debemos convertirnos en observadores precisos para poder anticipar situaciones de forma que el paseo no se convierta en una tortura, sino en un proceso de aprendizaje y una experiencia agradable para ambos humano y perro. No debemos perder de vista que la correa tirante transmite tensión y proporciona sensación de inmunidad que vuelve a los perros, temporalmente soberbios y retadores.

Nos encanta esta ilustración porque resume en un pantallazo muchísima información relevante en el día a día de muchos perros y humanos… esa en la que viene un perro de frente y varios metros por detrás, el propietario te dice eso de… “tranquila, que no hace nada”.

https://www.doggiedrawings.net/freeposters 

Si el perro se activa paseando con o sin la correa, cuando se enfrenta a otros perros o a personas, deberíamos prever con antelación dichas situaciones para evitarlas mientras nuestro perro no esté preparado para ello. Quizá es un animal que no ha sido socializado con otros perros o ha tenido malas experiencias pero, en cualquier caso, lo mejor es trabajar con seguridad.

Lo ideal es empezar a trabajar a distancia, paseando en paralelo a otros perros de manera que no resulten amenazantes (la distancia la marca cada animal y puede variar de centímetros a varios metros). Otra opción cuando paseamos y no contamos con voluntarios para el paseo en paralelo es pasear trazando círculos amplios que ofrezcan una mayor distancia de seguridad a nuestro perro. Recordemos que los perros jamás se acercan a otros perros de frente.

Lo cortés es trazar un semicírculo para hacer un acercamiento progresivo. Si empieza a tensarse frente a otros perros, no debemos tirar hacia atrás, pues se protege con la correa y se crece ladrando y gruñendo como si le fuera la vida en ello. En estos casos, debemos mantener la calma y proteger a nuestro perro y a los demás, llevándolo hacia delante o hacia un lado y sacándolo cuanto antes de la situación. En estos casos, sería conveniente la ayuda de un buen profesional para sentar las bases de un uso adecuado de la correa y unas pautas de trabajo de desensibilización con el perro.

 

Resumiendo….

El paseo debe ser para los dos, perro y guía, para disfrutarlo juntos, sin prisas, sin móvil y concentrados en observar y aprender. Y os aseguramos que es un estupendo ejercicio de análisis que proporciona muchísima información sobre nuestros perros.

Las imágenes pertenecen al proyecto Dog Park Safety (Seguridad en el Parque de Perros) que incluye una serie de carteles resultado de la colaboración entre IAABC (International Association of Animal Behavior Consultants) entidad de la que formamos parte y la artista Lili Chin. El objetivo de este proyecto es promover la seguridad en los parques para perros y en el juego perruno a través de la educación comunitaria.

https://m.iaabc.org/resources/dog-posters/spanish/ 

 

 

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