Conflictos entre perros

Los perros, al igual que ocurre con los humanos, de vez en cuando tienen sus diferencias. Llegados al punto del contacto, veremos un abanico de boca, dientes, pelos erizados y gruñidos varios. Las peleas entre perros casi siempre suelen parecer más feroces de lo que realmente son.

En muchos casos la discusión se basa en ladridos, gruñidos y revolcones. Nos puede dar la sensación de que los perros están matándose, pero al cabo de unos segundos, dan por concluida la refriega. Lo normal es que ambos salgan indemnes o, en algunos casos, con heridas superficiales en orejas, patas y lomo.

Las peleas entre cachorros no revisten importancia si se trata de animales de similares pesos y constitución. En realidad están jugando a ser mayores. Están aprendiendo a inhibir la mordida y aún no controlan por lo que es preciso supervisar en el caso de juegos-peleas entre cachorros de edades, pesos y tamaños diferentes puesto que pueden llegar a hacerse daño sin querer.

Cuando se trata de disputas entre adultos y cachorros, siempre que el adulto tenga la fuerza física para vencer, no habrá problema entre ellos. Una hembra equilibrada jamás lastimaría un cachorro por pesado que se ponga. No obstante, los cachorros tienen “licencia de cachorros” hasta determinada edad que ronda los 4 meses. Un animal de 8 meses ya no es un “cachorro” para los perros adultos.

Los perros machos cuando pelean entre sí, por lo general, inhiben su mordida y no desean causar daño serio. Suelen ser peleas poco serias y que se suelen resolver por sí solas sin intervenir. Cuando el enfrentamiento se produce entre un macho y una hembra, debemos recordar que un macho equilibrado jamás lastimaría a una hembra, incluso a expensas de su propia vida, independientemente de que sea más grande y tenga más envergadura que ella. Las perras, por el contrario, cuando pelean entre sí, no inhiben la mordida como los machos. En general no existe gran predisposición a pelear entre las hembras, por lo que este tipo de peleas, si bien raras, pueden llegar a ser peligrosas cuando ocurren y es preciso supervisarlas por si es necesario intervenir.

Lo normal es que pasados unos segundos, los mismos animales den por zanjado el asunto, retirándose a lados opuestos, girando el cuerpo ó poniéndose a olisquear. Si, por el contrario, pasados unos segundos vemos que la pelea sube de tono, que hay intentos de morder fuerte y ataques directos a las patas, es el momento de intervenir para separarlos.

No obstante, la pregunta del millón es ¿Cómo separarlos si la pelea es seria? La respuesta no es fácil pues depende de la situación y del estado de ánimo de las personas presentes. Aquí van unos consejos:

  • Debes tener en cuenta que NUNCA debes ponerte en medio de la pelea o intentar agarrar a tu perro del collar para separarlo. En ese momento, el perro no te reconoce por la tensión del momento y puedes acabar con un buen mordisco.
  • No es nada conveniente llamar a gritos a su perro puesto que lo único que conseguirás será echar leña al fuego. En pleno fragor de la batalla es más probable que no te oiga o que incluso piense que estás animando.
  • Puedes producir un sonido fuerte (arrojando algo al suelo o golpeando lo que tengas a mano). Normalmente el estruendo consigue hacerles parar el tiempo suficiente como para poder agarrarlos. Ten en cuenta que serán unas décimas de segundo así que hay que aprovecharlas para sacarlos de la situación
  • Arrojar una manta, abrigo o cualquier otra prenda sobre ellos también ayudará, aunque es más que probable que termine destrozada. Es particularmente efectivo con los animales pequeños o medianos.
  • Podemos interponer un objeto lo suficientemente voluminoso como para crear un espacio entre los animales (una silla por ejemplo) para tratar de rebajar la tensión.
  • También podemos hacerlo entre dos personas sujetando cada uno a un animal (para esta técnica se requiere algo de experiencia para sujetar con fuerza bloqueando las patas traseras sin permitir que el perro se vuelva). Cada uno debe sujetar firmemente y al mismo tiempo a cada perro por las patas traseras, por encima del suelo, y debe caminar hacia atrás alejándose de la escena. Bajo ninguna circunstancia se debe soltar a los perros hasta pasados el tiempo suficiente hasta que notemos que se han calmado.
  • La tradicional manguera o cubo de agua es otra manera de separarlos pero no siempre está disponible.

Sin embargo, la mejor manera de evitar situaciones incómodas o peligrosas como pueden ser las peleas, es PREVENIRLAS. Si tienes un perro que tiende a mostrarse inquieto con los de su especie hay que observar cómo reacciona ante otro perro.

«It’s not the size of the dog in the fight; It’s the size of the fight in the dog». – Mark Twain

(No es el tamaño del perro en la pelea; Es el tamaño de la pelea en el perro).

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