Gestión emocional de situaciones

Todos tenemos un espacio que entendemos como propio, personal e infranqueable. Es nuestra distancia de seguridad con respecto al resto del mundo.

En función del aprendizaje o de nuestras experiencias, ese espacio será menor o mayor. También variará cuando nos sentimos cómodos con lo que tenemos delante, sea persona, animal u objeto. En los animales sucede más o menos igual, con la diferencia que, en la mayoría de las ocasiones nuestro perro no puede poner más espacio entre él y el estímulo incómodo, puesto que está unido a nosotros por una correa que limita sus movimientos.

Despreciar las señales de aviso que nos lanza nuestro perro en esos momentos, es irresponsable por nuestra parte y puede llegar a ser incluso peligroso. Un animal que se siente amenazado puede reaccionar huyendo (pero en este caso no puede), escondiéndose (detrás de nosotros), amenazando mediante ladridos o gruñidos ó incluso atacando a aquello ante lo que se siente vulnerable.

Gestionando situaciones

Cuando el perro tiene algún comportamiento problemático, suele ser por algún acontecimiento ocurrido en su entorno. Por ejemplo, cuando los perros ladran, arremeten contra algo o alguien, gruñen… una consecuencia habitual suele ser un incremento de la distancia con respecto al desencadenante del comportamiento (o le asustan y se aleja, o ellos mismos se separan del desencadenante). Así que podemos emplear el incremento de la distancia con respecto al desencadenante – mediante el alejamiento de éste – como una recompensa funcional al animal pero evitando la conducta inadecuada, es decir, enseñándole a buscar distancia antes que reacción.

Esta sería la escala de emociones de un perro con miedos o reacciones poco adecuadas ante determinados estímulos (otros perros o personas, por ejemplo). Cuando reacciona, está en la zona amarilla (cola levantada, pelo erizado, estado de alerta..). Si no hacemos nada, la emoción va en aumento y entra en “zona peligrosa” alterándose más y más. La premisa que buscamos es ayudar al animal a superar sus propias limitaciones, lo que nos invita a trabajar en zonas seguras, en la verde y azul, de forma que guía y perro puedan avanzar y aprender juntos y que sea capaz de gestionar esas situaciones.

Cuanto más profunda sea el agua (mayor estrés experimenta en el perro) más necesaria será tu ayuda. Al igual que el socorrista, tendrás que rescatar a tu perro de la manera más leve que sea eficaz, dada su situación mental. Usar solo el nivel de intrusión correcto, te evita un exceso de control, y ayuda a tu perro a entrenarse en la toma de decisiones y las estrategias activas de superación de situaciones.

Normalmente, en las situaciones de “riesgo” el propietario trata de “distraer” o “engañar” al perro con comida o limitando la visión. Hay ejercicios prácticos que vienen a sustituir de un modo más eficaz a la técnica de “engañarlo con salchicha”. En BAT usamos “marca y muévete” una técnica de supervivencia que se usa en situaciones límite a las que trataremos de no llegar.

Puedes marcar cualquier conducta que te interese ante la visión del detonante (que se detenga que te mire, que bosteze, que olisquee el suelo…), con un marcador (un sonido, clicker, una palabra como “muy bien”. Después aléjate y tras ello refuerza a tu perro (una caricia, una chuchería pueden valer pero el mayor premio es sacarlo de la situación).

La idea es trabajar en zona segura para no llegar a zona conflictiva, sin reacciones exageradas y aprendiendo a gestionar situaciones. Si aprende que ladrando espanta a aquello que le da miedo, estamos trabajando en una zona poco recomendable y debemos revisar el trabajo.

 

Sobre el manejo de correa

La correa es un nexo de unión, no una herramienta de corrección. Tu correa es un elemento de seguridad que además te facilita una comunicación muy sutil y delicada con tu perro.

Hay varias técnicas de manejo de correa que se practican en BAT para usar la más adecuada en cada situación. Guía y perro han de saber trabajar de forma coordinada a través de la correa.

 

¿Cómo trabajamos en estos casos?

Antes de nada, debemos trabajar dos aspectos fundamentales para fortalecer nuestra relación con el perro y conocer, de antemano, sus reacciones.

  • La llamada
  • Manejo de la correa

 

Resumen

Evita la tensión en la correa. Cualquier dirección es buena menos ir derecho al “detonante”

Llegados a este punto, queda practicar de forma que creemos hábito, el animal aprenda a confiar, se encuentre cómodo y sepa reaccionar de forma adecuada ante las situaciones que le planteemos de la vida real.

Para aprender más, visita la web http://grishastewart.com/

Las imágenes que ilustra la información son de Lili-Chin

2 respuestas a «Gestión emocional de situaciones»

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