Estallido de extinción

¿Sabías que justo antes de extinguirse una conducta (ladridos, demanda de comida en la mesa o cualquier otra acción para conseguir tu atención) suele producirse un gran aumento en la tasa de respuestas de dicha conducta? Es el llamado “estallido de extinción” o “tren de respuesta” y ya fue demostrado por Skinner con sus experimentos con palomas.

En ellos, estos animales, incrementaban enormemente la cantidad de picoteos cuando, tras un período previo de reforzamiento de su conducta con comida, se suprimían dichos refuerzos radicalmente.

Cuando una conducta no obtiene la respuesta deseada, se intensifica en un primer momento pudiendo, con el tiempo, llegar a extinguirse. Por ejemplo, cuando un niño llora más fuerte para llamar la atención y los padres no le hacen caso, es probable que la conducta de llorar para llamar la atención, entre en proceso de extinción. Claro que también debemos averiguar porqué llora el niño. Si tiene dolor, molestias, gases….

Cuando estás tratando de eliminar una conducta molesta en tu perro, como ladrar o enfrentarse a otros perros, lo primero es averiguar porqué lo hace.

Quizá es algo aprendido que debas trabajar. En cualquier caso, cuando obvias una conducta potencialmente molesta, puedes observar que tu perro, no sólo persiste en ella, sino que, en estos primeros momentos, la incrementa aún más. Parece que te dijera: “Mírame, ¿No te estás dando cuenta de lo que quiero?”

Esto ocurre porque en el proceso de extinción de una conducta (cuando hacía algo por lo que obtenía “premio”, de pronto ya no produce ningún beneficio), la primera reacción esperable es que el animal insista e intensifique la conducta durante un tiempo, hasta que compruebe por sí solo que realmente lo que hacía antes “ya no funciona”… No obstante, no siempre sucede así.

La extinción es un proceso que nos sirve para conocer lo que ocurre a nuestro perro, pero por imprevisible y delicada, no es en sí misma una forma de educar aconsejable. La extinción produce unos niveles de estrés muy elevados que pueden cristalizar, algo que también se ha observado en experimentos, en conductas agresivas…etc.

Llegados a este punto debemos plantearnos la posibilidad de que haya algo más que provoque la reacción del perro (miedo, ansiedad…). Si desconocemos las razones de ese comportamiento y nos conformamos únicamente con poner tiritas, no estaremos ayudando realmente al animal. Si la conducta inicial persiste, es preciso contactar con un profesional que pueda estudiar el caso particular.

Por último, cabe recordar que la extinción nunca es completa. Siempre es mucho más eficaz plantearnos enseñar al animal OTRA conducta sustitutiva de la problemática de forma que “olvide” la conducta anterior ya que la nueva le supone un mayor beneficio.

Si has iniciado el proceso de obviar una conducta molesta de tu peludo con el objetivo de erradicarla y el perro parece que va a peor, es el momento de revisar todo el proceso y pedir consejo profesional para que pueda orientar de la mejor forma a seguir.

Trabajando a favor del perro, estarás en el buen camino de una mejor convivencia.

 

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