Bebé en casa con perro

La mayoría de accidentes entre perros y niños tienen como protagonista al perro de la familia y no a un perro desconocido. La convivencia es posible y beneficiosa siempre que respetemos unas premisas de seguridad básicas para prevenir riesgos.


Regla número 1: NUNCA dejar perro y niño solos. Siempre tiene que haber un adulto presente, vigilando a los dos. En este punto es recomendable crear espacios seguros y separados para cada uno, de forma que un adulto pueda supervisar cada encuentro y evitar accidentes por descuidos. Instalar barreras de seguridad o educar al animal en el uso del transportín son buenas opciones para dotarlo de un lugar propio donde sentirse a salvo.

Regla 2: Para ambos tiene que haber una estructura y reglas claras de educación adaptadas a cada uno. El perro debe respetar al niño y viceversa. Los perros por naturaleza, respetan a los cachorros humanos pero, los niños en ocasiones, pueden resultar molestos o peligrosos para los perros pues, a medida que crecen, ganan autonomía y empiezan a andar, resultan más impredecibles para el animal. Son todo boca, manos y dedos, gritos y movimientos torpes que no controlan la fuerza ni lo que hacen. En esos casos, la responsabilidad del adulto radica en proteger al animal del bebé para evitar conflictos inmediatos para, más adelante, educar al niño en la forma correcta de interactuar con el animal.

Respetando estas sencillas reglas niños y perros se pueden convertir en muy buenos amigos y beneficiarse mutuamente de la relación.

Para más información puedes descargar nuestra guía de consejos aquí

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