Aprendiendo de cada perro

Me encanta pararme de vez en cuando durante el paseo con los perros y quedarnos mirando cualquier cosa, tranquilos y en silencio.

A veces, son ellos mismos los que me piden un alto en el camino y, es que algo que no debemos olvidar nunca es que estamos en su tiempo de recreo, en su paseo. Durante el resto del día, vamos con prisas de un lado a otro pero, cuando hemos terminado las obligaciones y decidimos salir a dar una vuelta tranquila, es el momento de relajarnos y dejar que sean ellos los que tomen la iniciativa. Me gusta mirar cada movimiento y reacción. Me encanta parar de vez en cuando, mirarles a los ojos y tratar de aprender cuánto me tienen que enseñar aún.

Una verdad innegable en la relación perro-persona es que cuanto más tiempo pasas con tu perro, mejor fluye la comunicación y entendimiento entre los dos.

Si te paras a pensarlo bien, llegado a este punto, apenas necesitas palabras para hacerle saber lo que le estás pidiendo.

Los perros son mucho más visuales que nosotros y “adivinan” lo que tratamos de expresar con tan solo interpretar nuestros pequeños gestos. Saben si vamos a cambiar de dirección, a pararnos… Son los momentos especiales en los que estamos en total sintonía con nuestro perro… que nos sentimos conectados.

Las personas también tenemos esa capacidad de entender. Tan solo hay que pararse a observar atentamente a nuestro perro. Si prestamos atención, la gran mayoría de nosotros somos capaces de comprender, por el lenguaje corporal de nuestro peludo, si está contento, relajado, inquieto o asustado.

También somos capaces, en la mayoría de los casos, de interpretar los ladridos y adaptarnos a cada uno de ellos en función de si representan amenaza, juego, petición, aviso, etc.

Todo ello, sin necesidad de que nadie nos lo haya enseñado previamente. La convivencia, genera un vínculo entre persona y animal que propicia el entendimiento. Es por ello que el tiempo que pasas con tu perro, ha de estar cargado de experiencias positivas para los dos.

 

El nombre de tu perro es especial

Lo hemos elegido con todo el cariño del mundo y, por ello, ha de ir asociado a cosas buenas. No hay nada más aburrido para un perro que una llamada en tono neutro. No motiva ni informa de nada. Es plana.

En cambio, una llamada en tono alegre, seguida de una caricia o un premio cuando responde como esperamos, es garantía de una buena comunicación.

A pesar de las muchas distracciones que encontramos a lo largo del día, nuestro perro es capaz de centrarse, cuando lo llamamos por su nombre. Por ese motivo, debemos ser cuidadosos de no usarlo de forma indiscriminada o para reñir por cualquier motivo (desgastas el nombre y la llamada).

Si, por ejemplo, lo pillas destrozando una zapatilla y le recriminas con palabras tipo “Boby, no!!!”, es relativamente fácil que deje de hacer caso a su nombre, puesto que lo hemos asociado a algo negativo.

En estos casos, lo mejor es revisar porqué ha llegado a destrozar nuestra zapatilla (quizá la dejamos a su alcance) y, por supuesto, es preferible enseñar una conducta alternativa a aquello que nos molesta reforzando aquello que nos gusta (Dejar a su disposición juguetes mordedores).

 

Disfruta de parques nuevos

A los perros, igual que a nosotros, les gusta conocer parques nuevos que conllevan olores nuevos y potenciales nuevos amigos. Cuando decides ir a un parque nuevo con tu perro, muévete con él. No te quedes parado en medio (o peor sentado) y echa a andar. Al moverte, invitas a tu perro a seguirte y a no centrar toda la atención en los otros perros. Observa el lenguaje corporal y facial que lanza tu perro. No todos los perros se llevan bien entre ellos y es nuestra responsabilidad evitar conflictos indeseados por no atender las demandas de nuestro animal.

Si notas que tu perro se empieza a poner nervioso ante la presencia de otro perro (postura muy erguida, lomo erizado, mirada fija…..), lo mejor que podemos hacer para ayudarlo es ofrecerle una mayor distancia de seguridad entre ambos. De esa forma, se sentirá más seguro frente a la presencia del perro extraño, le dará tiempo para estudiarlo detenidamente y nos evitará un rato desagradable.

Visitar nuevos parques, es una gran oportunidad de practicar nuevos juegos de busca y rastreo que son mis preferidos.

 

Despertando el olfato

Los perros perciben el mundo que los rodea, principalmente, a través del olfato. Su mucosa nasal es unas 30 veces mayor que la nuestra y su número de sensores olfativos, 40 veces superior. Este despliegue le permite distinguir olores muy sutiles, aunque puedan enmascarados por otros más intensos. Y esta habilidad, es muy importante para su vida diaria y puede resultar muy divertida durante nuestro tiempo libre.

Cada uno de nosotros tiene su propio «aroma», aunque en ese olor personal también influyen otros aspectos como los alimentos que comemos, las posibles enfermedades, el miedo, etc… Por ello los perros se olfatean entre sí y olfatean también a las personas, pues es su modo de «leer» las circunstancias que los rodean. Así obtienen gran información acerca de las personas y de los otros perros.

No todos los perros tienen el sentido del olfato igual de desarrollado, ya que, como en el resto de características, interviene el factor genético y la práctica habitual. Los juegos de busca (de comida, objetos o personas) o los de rastreo de pista, son una estupenda forma de pasar ratos de calidad y les ayuda a desarrollar el olfato.

Conocer la naturaleza y los gustos de nuestro peludo nos ayudará a sacar lo mejor de él y disfrutar de tiempo de calidad juntos.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.