A priori, cuando alguien pregunta por el perfil de propietario de gatos, suelen venir dos ideas a la cabeza: Mujer de mediana edad o ya mayor, sola rodeada de uno o varios felinos (tipo loca de los gatos de “Los Simpsom”) o, por otro lado una persona sofisticada, de gustos extravagantes, independiente, amante de la buena vida y de la autocomplacencia que convive con gatos de “marca”.
Sin embargo, la realidad desmonta los absurdos estereotipos pues, lo cierto es que, actualmente el gato es uno de los animales de compañía más común en todo el mundo y ya no se limita a uno o dos perfiles de propietario sino que se reparte por igual en todo tipo de unidades familiares, alzándose como uno de los animales de compañía de mayor peso en la actualidad.
Una de las razones para la popularidad de los gatos es su relativa independencia y su capacidad para cuidarse solos pero, aunque la mayoría de los propietarios están contentos sabiendo que sus gatos se bastan por si mismos mientras que están trabajando, también esperan que su pequeño felino les proporcione compañía y afecto, cuando llegan a casa. Quieren gatos que les “hagan compañía”
Los gatos son seres extremadamente sensibles, a pesar de la fama de desapegados que tienen, y sus dueños aprecian esta característica tan sutil. Pueden «notar» la tensión en el ambiente por ejemplo, cuando volvemos malhumorados a casa o hemos discutido y aún nos dura el enfado. Normalmente, en esos casos, el propietario busca “consuelo” en el calor y presencia de su gato. En otros casos, si el animal intuye que su presencia no es apreciada en ese momento, desaparece de la vista hasta un buen rato después.
Los gatos, como seres vivos que son, tienen una serie de necesidades que influyen en la vida de sus cuidadores/propietarios y que definen la relación. Por todo ello, es importante tener en cuenta un par de consideraciones sobre la personalidad del gato pero también del propietario ideal.
La personalidad del gato
El gato es en esencia un animal independiente, curioso, dormilón y de admirable destreza física. Muy elegante, su increíble flexibilidad corporal y resistencia lo convierten en un gimnasta natural capaz de realizar innumerables piruetas, saltos y trepar casi por cualquier parte. Pero, sin duda la principal característica de estos animalitos es su personalidad.
Necesita su propio espacio, que debe ser respetado, para una adecuada convivencia. Sin embargo, en el fondo, los gatos de casa dependen de nosotros y nos consideran sus madres/cuidadores/admiradores. El gato nos enseña a descifrar su lenguaje corporal o sus maullidos, en función de sus propias necesidades, para que nosotros podamos atenderlas lo antes posible. Si aún no habías reparado en ello, puedes advertir un ejemplo cuando el animalito se acerca con la cola tiesa en alto al igual que hacen los cachorros cuando corren hacia su madre gata. De este modo, el gato de casa aprende a reclamar nuestra atención cuando tiene hambre, se siente incómodo o simplemente requiere de nuestra atención tal como lo hacía con su madre cuando era pequeño.
Tu gato tiene su propio repertorio de maullidos que usa en función de la ocasión y, que seguro, tiene su propio significado para ambos. Los propietarios aprendemos a identificar cuando están contentos, se alegran de vernos, están viendo algo a través de la ventana o, simplemente, reclaman mimos, comida o atención.
Las personas tendemos a identificarnos con nuestros animales
Comúnmente, el perro suele verse como un animal más sociable y amable con los desconocidos, mientras que al gato, se le vincula un carácter más introvertido frente a personas y entornos extraños, aunque sociable, creativo y divertido en la intimidad.
Sin llegar a extremos, lo cierto es que los gatos, por su vida interior, son excelentes compañeros para la mayoría de las personas.
La presencia de un gato en casa, influye en la vida diaria
Un gato de casa exige que el hogar “informe” de su presencia a diario. Habrá comederos bebederos, rascadores, areneros (con sus arenas) camas…. Además del ajuar propio del felino (cortaúñas, cepillo, etc.). Además, la presencia del gato influye también en las rutinas diarias: Al volver a casa, por cansado que llegues, debes dedicarle un rato ya que lleva todo el día esperando y, en la mayoría de los casos demandarán nuestra compañía y atención.
Económicamente hablando…. No son baratos
Si queremos tenerlo bien cuidado y, a pesar de ser pequeño, un gato no sale nada barato. Incluso si procede de la calle o de una entidad protectora, conlleva los gastos de chip, vacunas y desparasitaciones. Además, conviene desparasitar periódicamente y una vez al año, como mínimo, necesitará visitar al veterinario para un chequeo rutinario y actualizar las vacunas.
Los gatos comen varias veces al día y en pequeñas raciones (pero no comen cualquier cosa). Afortunadamente existen muchas variedades, presentaciones y sabores. En esto, como en todo, es importante elegir un pienso de calidad que ofrezca garantías sobre ingredientes y el proceso de fabricación.
Como tu gato necesita jugar, es preciso incorporar al hogar complementos como rascadores, juguetes, comederos, bebederos…. Un mundo increíble donde la inversión puede alcanzar cifras tan altas como alcance tu bolsillo o tu imaginación.
Salvando las distancias, en el fondo, el gato de casa se asemeja a un niño pequeño que depende de sus padres aunque con necesidades etológicas diferentes que debemos respetar. Los propietarios de gatos, aprecian su elegancia, su independencia, la comodidad que implica no tener que salir de casa tras un día duro de trabajo pero, sobre todo y también, la compañía y afecto que les proporciona su pequeño felino. El propietario se siente bien al atender a su compañero y saberlo feliz.