Llega el verano y con él, la Noche de San Juan, las fiestas y los ruidos…. No todos los animales lo llevan igual de bien y, si el tuyo es de los que lo pasan mal, hoy te contamos algunas claves.
A medida que nos acercamos a la Noche de San Juan, muchas personas se preguntan cómo reaccionar ante las conductas de sus animales de compañía.
Son muchos, los perros y gatos que se estresan ante los ruidos fuertes y presentan síntomas de ansiedad y hasta pánico. La noche de San Juan es un acontecimiento que, provoca disgustos, en más de una ocasión, a animales y propietarios.
Desgraciadamente, muchos perros desarrollan un miedo irracional a los ruidos. Puede ser a una sola clase de ruido como los truenos, petardos….; A varios ruidos o a todos los ruidos fuertes en general. No hay un origen definido para este problema, que se suele relacionar con una deficiente socialización temprana o malas experiencias pasadas.
Generalmente el perro que siente miedo, suele reaccionar de dos formas diferentes en función de la situación en la que se encuentre:
• Intenta esconderse para evitar el problema
• Sale huyendo para escapar de la situación que lo aterroriza.
Cada animal es único y por tanto responde de forma diferente ante los mismos estímulos. Hay factores como la actitud del propietario, la etapa de socialización, el contacto con otros perros miedosos así como el propio carácter y genética, que influyen en su comportamiento.
Si el perro, al asustarse, se esconde en otra habitación o debajo de una silla, sofá, etc. no lo fuerces a salir de su refugio. Ese lugar hace que se sienta más tranquilo y lo ayuda a controlar el miedo. Si mantenemos la calma, al cabo de un rato es más que probable que nuestro perro salga de su escondite una vez superada la situación, es decir, cuando se sienta a salvo. Tu perro necesita de tu apoyo e ignorarlo por completo tampoco es la solución. Dale espacio pero estate pendiente de su estado para poder ayudarlo en caso necesario.
En la mayoría de los casos, el propio animal dentro de casa, elige un refugio seguro para pasar el “mal rato” de los petardos o los fuegos. Él solito se va al fondo de la casa (normalmente un baño o aseo), donde todos los ruidos se amortiguan y se queda allí tranquilo hasta que todo vuelve a la normalidad. En casos extremos, si podemos anticiparlo, el veterinario puede aconsejarnos sobre el uso de difusores o collares de feromonas que ayudan a calmarse a nuestro perro.
Se vuelve especialmente importante extremar las medidas de precaución si vivimos con un animal miedoso. En estos casos, evita sacarlo de paseo a las horas más comprometidas y, en caso de necesitar salir con urgencia, asegúrate que lleva el collar bien puesto y agarra bien la correa para evitar que el perro pueda echar a correr y se escape en caso de pánico.
El perro que sale huyendo es el que corre más peligro, puesto que su estado de pánico, provoca que no oiga nada, no vea nada y sufra más riesgo de ser atropellado o de perderse y no saber volver a casa.
Si eso ocurriera, la única forma de poder recuperar al animal perdido es, si lleva un microchip identificativo implantado.
Ahora es momento de prevenir pero, una vez pasadas las fiestas, es más que recomendable ponernos manos a la obra para ayudar a nuestro perro a superar sus propios miedos y afrontarlos de otra forma más tranquila.
Con unas mínimas precauciones, todos, animales y humanos, disfrutaremos mucho más de las fiestas.