Llamando a tu perro…

Una situación que se repite frecuentemente se da cuando llamamos a nuestro perro en la distancia, para que vuelva a nuestro lado, sin indicar claramente qué esperamos de él.

Solemos repetir su nombre muchas veces y el perro incluso nos mira esperando algo más… La respuesta lógica de todo perro al oír su nombre será girarse para averiguar qué queremos de él. La pena es que muchas veces se nos olvida decírselo y los perros, al igual que nos ocurre a nosotros, no saben leer nuestras mentes. No vale decir “Bicho”, “Bicho” diez veces en diferentes tonos si realmente no le estamos informando de lo que queremos de él ,que es “Bicho aquí”. Si desaprovechamos ocasiones para afianzar la llamada, pronto nuestro perro descubrirá que es más productivo estar a otras cosas (al fín y al cabo, te está escuchando como voz de fondo y sabe que estás ahí).

Otro error común es utilizar diferentes palabras para un mismo fin: Ven, vamos, aquí, que te he dicho que vengas, o el famoso «toma».…. Con lo que terminamos confundiendo cada vez más a nuestro perro al tiempo que nosotros nos vamos enfadando progresivamente ante su aparente «desobediencia». El resultado suele ser que el perro aún tarda más en venir porque nota que estamos alterados y cuando lo hace, lo suele hacer mostrando señales de apaciguamiento para intentar relajar una situación que no controla (se lame, viene agachado y despacito, gira la cabeza….) señales que nosotros confundimos con arrepentimiento por parte del perro por haberse «portado mal».

La comunicación entre perro y propietario es vital y debemos cuidarla. Muchas veces se rompe por culpa nuestra por no haber puesto el empeño suficiente en ser concretos y coherentes.

 

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