Jugando con nuestro perro a practicar la llamada

Un juego divertido para practicar con nuestro perro y afianzar la llamada es “El escondite”.

Aprovecha las salidas matutinas al parque (mejor si es temprano) cuando hay menos distracciones y aún podemos llevar al perro suelto, sobre todo si vives en una ciudad con normativa al respecto. Este tipo de juego libre es válido si el perro reconoce su nombre o por lo menos tu voz. Para perros recién llegados a casa, o que no tengan una llamada fiable aún, podemos practicar con ayuda de otra persona que lleve sujeto al animal con una correa larga, de unos cinco metros por ejemplo, para evitar fugas y/o accidentes.

Supervisa a tu perro y cuando esté absorto olisqueando el entorno, escóndete detrás de algún elemento que haga de pantalla visual (arbusto, columna, farola, árbol…) pero sin perder de vista al animal. Se trata de que él no te vea pero no al revés. Seguro que en un momento dado, levanta la cabeza del suelo y, en cuanto note tu ausencia, empiece a mirar en todas las direcciones buscando una pista. Ese es el momento de llamarlo desde detrás de nuestro escondite.

Normalmente, verás que viene rápidamente… Premia su llegada con una chuche o una caricia. Paulatinamente puedes retrasar la llamada dejando que sea el perro el que tome la iniciativa de buscarte. De esta forma, lo acostumbramos a ir pendiente de nosotros de forma amable y positiva.

Para que el juego funcione, es recomendable que la relación guía-perro sea buena y consistente. Es decir, estamos practicando y se trata de divertirse pero de lograr objetivos (que acuda a la llamada) que luego se puedan trasladar a otros entornos. Por eso es importante tener un historial previo libre de penalizaciones o castigos cuando el perro se ha retrasado en volver, por ejemplo, si estaba jugando con otros perros en el parque.

 

Motivos para entrenar una buena llamada

Quizá la señal más importante en la vida de un perro, es la llamada. Una llamada perfecta puede ahorrarnos mil y un disgustos a los humanos y más de un susto o accidente a nuestro perro.

Durante el paseo, el perro puede llegar a afrontar situaciones de cierto riesgo como, por ejemplo, las carreteras, perros o personas poco amistosas o que sienten miedo ante los animales, zonas de basura donde puede acercarse con intención de comer algo que, con toda probabilidad no estará en buen estado…

Para lograr el objetivo es conveniente atender a una serie de pasos.

  • Practicar la mirada antes de empezar a practicar la llamada. Difícilmente van a entender que les estamos pidiendo si ni siquiera nos miran a la cara cuando les hablamos.
  • Escoger una señal clara y diferente de llamada. Nos gusta mucho la palabra “aquí” unido al nombre del perro. Hay muchas personas que utilizan “vamos” o “toma” pero si reflexionamos sobre el número de veces que usamos esas palabras a lo largo del día, nos daremos cuenta que nuestro perro está cansado de escucharlas.
  • Tener paciencia. Llamar y esperar, a que nuestro perro acuda a la llamada, reforzando siempre de forma positiva los aciertos. Podemos ayudarnos en las primeras fases de una correa larga de campo que ofrece libertad al animal sin peligro.
  • Ayudar al perro en todo lo posible. Cuando se trata de cachorros, solemos llamarlos acompañándonos del cuerpo, agitando los brazos, palmeando las rodillas o inclinándonos hacia delante. Es una forma de hacer más agradable el acercamiento y también podemos usarlo con perros adultos tímidos o que estén empezando a aprender.

Las sesiones de entrenamiento han de ser cortas y, preferiblemente, en el mismo lugar. Es recomendable comenzar a una distancia pequeña e irse alejando progresivamente.

 

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