Cuando se hacen mayores

Tu perro se hace mayor. Ya le ves las primeras canas y no es lo que era. Sus paseos son más tranquilos y prefiere largas sesiones al sol y a tu lado, que irse a jugar con los nuevos del parque.


Actualmente, debido a los cuidados que le proporcionamos y a los avances veterinarios, la madurez de nuestro perro de casa, constituye una etapa cada vez más prolongada de su vida que puede disfrutar con buena salud, si lo ayudamos de forma adecuada.

A partir de los siete u ocho años, es cuando se empiezan a producir los primeros cambios aunque, suelen ser tan sutiles que, normalmente, en esta primera fase, pasan desapercibidos puesto que, en muchos casos, no se observan signos externos de envejecimiento. Es a partir de los 10 años, cuando se producen los cambios más importantes.

Conviene recordar, no obstante, que no todos se hacen mayores a la misma edad. El envejecimiento no se manifiesta de repente, ni tampoco a una edad, ni con un tamaño concreto. Es un proceso gradual que está íntimamente relacionado a la genética del perro y a la calidad de vida que haya disfrutado

Mientras que un perro de raza pequeña, hasta los diez kilos en su etapa adulta, puede convertirse en un animal senior a los doce años de edad, por regla general, los animales de mayor tamaño envejecen antes.

 

Diferentes etapas

En términos generales se debe considerar mayor a cualquier animal que haya iniciado su proceso de envejecimiento, teniendo en cuenta que hay que variará según raza y estilo de vida:

• Etapa Sénior: desde los 6-7 años hasta los 9-10 años.
• Etapa Geriátrica: desde los 10-11 años hasta los 14-15 años.
• Etapa Supergeriátrica: a partir de los 14-15 años.

No hay que olvidar que los perros senior, aun presentando un buen estado de salud general, pueden estar desarrollando enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento. Los controles veterinarios periódicos favorecen su manejo y control, mediante la detección precoz, aportando calidad de vida a nuestro compañero.

 

Nuestro perro se hace mayor

Con el paso de los años, los sentidos del perro (oído, vista y olfato) pueden empezar a deteriorarse pero, cada animal envejece de un modo diferente.

Muchos de estos cambios pueden pasar desapercibidos, en un primer momento, ya que el animal se adapta a ellos. (Se mueve menos, evita movimientos bruscos, pasa más tiempo descansando…).

Otros cambios pueden ser más obvios como el mal aliento que provocan las enfermedades dentales que, con el paso de los años, requieren más atención y control veterinario.

A partir de los 10-12 años, los signos se hacen evidentes. Se produce el envejecimiento celular que, conlleva un progresivo deterioro de los órganos y funciones vitales del perro (corazón, riñón, pulmones…etc.), a la par que disminuyen las capacidades cognitivas y sensoriales en la mayor parte de los casos.

Muchos perros senior pierden masa muscular, de modo que pueden parecer más delgados. Otros, en cambio, tienden a la obesidad porque siguen consumiendo las mismas calorías al tiempo que su actividad se ha reducido de forma notable.

El pelaje se vuelve más seco y quebradizo a la par que la piel es menos flexible. Con el paso de los años, necesita más de nuestra ayuda para mantener la piel y el pelo en buenas condiciones.

Normalmente, a medida que madura, el animal muestra más interés por descansar o puede que duerma mucho más tiempo. En cualquier caso, son aspectos a vigilar. El desinterés por el mundo que lo rodea puede ser indicativo de que algo no va bien, al igual que un nivel de energía excesivo.

Los cambios de comportamiento en perros mayores son, a menudo, el resultado de problemas de salud por lo que conviene estar atento y pedir asesoramiento veterinario a la menor duda.

Aunque nos parezca que nuestro perro senior está cómo siempre, no debemos perder de vista su edad y debemos anticiparnos en todo lo relacionado con la prevención: Alimentación, revisiones periódicas….

 

Cambios asociados al envejecimiento y sus signos clínicos relacionados

Las patologías relacionadas con el envejecimiento, hacen acto de presencia debido a los cambios físicos, metabólicos o de conducta. El animal se vuelve más sensible.

La prevención, en estos casos, pasa por supervisar, de acuerdo con el veterinario, los cambios que se van produciendo para aportarle aquellos cuidados específicos que precise. En esta etapa, las revisiones veterinarias periódicas son más importantes aún, para anticiparnos y proporcionarle una buena calidad de vida a nuestro animal.

Entre los cambios generales que podemos observar, destacan:

• Metabolismo reducido: Actividad reducida.
• Capacidad de termorregulación disminuida: “demasiado calor al sol, demasiado frío a la sombra”.
• Sensibilidad disminuida a la sed: tendencia a la deshidratación.
• Cambios en los patrones del sueño: “siestas” frecuentes, irritabilidad.
• Incremento de la relación grasa corporal/músculo: pérdida de masa muscular, debilidad, especialmente en las extremidades.
• Cambios en la piel: elasticidad reducida.
• Mayor producción de sebo: tacto grasiento, olor rancio.
• Disminución de la alerta mental: más “despistado”, interactúa menos.
• Disminución de la sensibilidad y de los sentidos: puede perder vista, oído y olfato progresivamente.

En esta etapa debemos ser tolerantes con nuestro compañero senior. Los cambios físicos y cognitivos provocan que nuestro perro pueda estar desorientado o irritable ante situaciones que antes eran cotidianas. En algunos casos, puede volver a eliminar de forma inadecuada dentro de casa o ladrar angustiado durante la noche al despertar sobresaltado. Es la hora de adaptarnos a sus necesidades y favorecer que disfrute de la edad dorada que merece.

Entre los cambios específicos que debemos controlar de acuerdo con nuestro veterinario, podemos observar:

• A nivel de cavidad oral hay un aumento de la incidencia de placas dentales y enfermedad periodontal, lo que provoca la pérdida de piezas dentales.
• Disminuye la función hepática, la absorción intestinal y la motilidad del colon que provocan malas digestiones, flatulencia y estreñimiento.
• Si el sistema cardiovascular empieza a fallar, podemos observar tos persistente (sobre todo por la noche), menor tolerancia al ejercicio, taquipnea y pérdida de peso. Es imprescindible que el veterinario ponga los controles que considere necesarios para monitorizar la evolución.
• A nivel del aparato urinario puede aparecer poliuria/polidipsia, incontinencia y nicturia: Es decir, orina más, bebe más agua y se producen durante la noche.
• A nivel del sistema endocrino pueden desarrollarse enfermedades como diabetes mellitus, con sus síntomas asociados como poliuria, polidipsia, polifagia y/o pérdida de peso.

 

Cuidando higiene y alimentación

Una dieta adecuada a las diferentes etapas vitales de nuestro animal senior, favorecerá el aporte adecuado de los nutrientes necesarios para una mejor calidad de vida. La alimentación específica para perros en estas edades, tiene un menor aporte en calorías y sirve para prevenir la aparición de factores de riesgo asociados a la edad, lo que asegura un retraso en el envejecimiento y una menor incidencia de la aparición de patologías.

Nuestro perro agradecerá enormemente que cepillemos periódicamente su pelo para eliminar nudos y mantenerlo limpio. El masaje también es una buena terapia pues alivia zonas doloridas y es una fuente de complicidad y afecto. No debemos olvidar extremar la limpieza de ojos, orejas y boca y revisar periódicamente las uñas ya que, si se mueve menos, también las desgasta menos y será preciso cortarlas de vez en cuando.

Además es preciso también, velar por su comodidad. Una cama mullida con un colchón especialmente adaptado a sus necesidades articulares, es algo básico para todo animal mayor, que en ningún caso, debería dormir en el suelo.

 

Ejercicio adaptado

Los cuidados que nuestro animal ha disfrutado durante la juventud, marcan de forma determinante su salud, durante la vejez. Los paseos diarios deben mantenerse cuando éste se hace mayor, si bien es preciso adaptarlos a su estado y ritmo. El perro senior necesita ejercicio y también juegos para mantenerse en forma y cuidar de su salud, tanto física como mental.

El ejercicio moderado del perro mayor, puede ayudar a prevenir enfermedades degenerativas como la artritis, que ataca a las articulaciones. Tampoco debemos perder de vista que la actividad física, reduce el riesgo de que el perro padezca sobrepeso durante su vejez.

Pero no todo se basa en pasear. Otra buena forma de estimular a nuestro perro a mantenerse en forma, son las actividades de olfateo, busca o rastro. Proporcionan cierto ejercicio pero, sobre todo, ponen en marcha los sentidos del animal y ayudan a frenar el deterioro cognitivo.

 

Seguir aprendiendo

Todos los perros tienen la capacidad de aprender cosas nuevas independientemente de su edad. Sólo hace falta tener claro el objetivo y saber adecuarnos a sus capacidades para lograrlo. Y ellos disfrutan enormemente compartiendo juegos y habilidades con nosotros.

 

Necesidades emocionales

Cualquier actividad que compartáis es tiempo de calidad para ambos. Los mimos, cuidados, palabras de cariño y muestras de afecto hacia nuestro perro son importantes durante todas las etapas de la vida, pero en especial durante su vejez. Aportan seguridad al animal que sabe que nos ocupamos de su bienestar.

Es importante mantener rutinas de aseo, alimentación, ejercicio (físico y mental) ya que aportan seguridad al animal.

No suele ser el momento de grandes cambios (mudanzas, introducción de nuevos perros y otros animales…etc.) El animal nos demanda estabilidad para tener asegurado su entorno y no sentirse desorientado.

En esta etapa, nuestro perro, se puede sentir inseguro ante las novedades por lo que tampoco se debe quedar solo en lugares desconocidos. Al igual que ocurre cuando era un cachorro, el animal mayor se vuelve más vulnerable y debemos velar por él.

 

En resumen

La vejez es una etapa más en la vida del perro, no una enfermedad. Esta etapa llega en diferentes momentos a distintos perros. Por lo general las razas pequeñas son más longevas que las razas grandes.

Para ayudar y cuidar de forma adecuada a nuestro abuelo canino, no debemos olvidar claves tan necesarias como adecuar el ejercicio físico a su estado de salud, estimular mentalmente mediante juegos, mantener rutinas para aportar seguridad, vigilar su alimentación, darle el cariño que precisa e incrementar los chequeos veterinarios.

Convivir con un perro mayor puede aportar experiencias enriquecedoras y placenteras para ambos y, nuestro perro se ha ganado el derecho de envejecer a nuestro lado.

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