Vuelta a la normalidad con tu gato

Volvemos al trabajo y actividades habituales. Ya no apetece salir tanto y nos quedamos más tiempo en casa, disfrutando de nuestras aficiones, en compañía de nuestro gato, que también retoma, a su manera, cierta rutina.

Retomando horarios….

En general, los gatos son nocturnos y despliegan el mayor momento de actividad a última hora de la noche y a primera de la mañana. Sencillamente se activan y les entra la locura felina. Corren, se persiguen, saltan, cazan moscas imaginarias, vuelven a correr, trepan por los rascadores…. Resulta increíble la actividad que son capaces de desplegar, en tan solo unos segundos. Una vez pasada la euforia, cada cual vuelve a su sitio y se convierten en gatos apacibles y tranquilos.

Nuestros horarios laborales marcan los ritmos de actividad de los gatos de casa, que se levantan con nosotros (o incluso antes), se desconectan cuando no estamos en casa, y retoman la actividad en cuanto regresamos. No es raro que estén esperando nuestra llegada para reclamar mimos, atención o chuches.

Con la llegada del fresquito, recuperan los lugares más cálidos de la casa que suelen estar cerca de nosotros, nuestras piernas o regazo y, en algunos casos, encima del radiador encendido, donde, son capaces de pasar horas y horas tan a gusto, aunque a nosotros nos parezca increíble que no se abrasen.

Por la noche, los momentos de locura felina, suelen ser más breves puesto que, la mayoría, suelen estar más interesados en pillar su sitio favorito en el sofá o en los rascadores.

Cada gato tiene sus preferencias dentro de casa y es bueno conocerlas como una forma de conocer mejor a nuestro pequeño felino. Hay gatos que comparten espacio pero otros buscan cierta “intimidad”.

Aunque pueda parecer que nuestro gato está loco, cuando despliega semejante actividad, es algo totalmente necesario para él puesto que le ayuda mantener activos mente y su cuerpo.

 

Compartiendo momentos

Los gatos se comunican con nosotros y con otros animales por medio de sonidos, lenguaje corporal, tacto y olor, y nuestro gato nos indica cuando se siente a gusto, incómodo, asustado, infeliz, o enormemente contento. Cuando bosteza, por ejemplo, nos está indicando claramente que se siente a gusto y seguro a nuestro lado. No es raro verlos bostezar, cuando están a nuestro lado remoloneando.

Cuando un gato se frota contra ti, con su cuerpo o los lados de su cara, está marcando su territorio. Suele hacerlo cuando volvemos a casa desde la calle, impregnados de olores extraños y es una forma de devolvernos el olor familiar que, según nuestro gato, debemos tener, que es el aroma conocido y seguro. Sin embargo, cuando tu gato se frota con su frente o su nariz, es una verdadera señal de afecto y te está demostrando de forma visible, el cariño que siente por ti.

Es agradable disfrutar de la compañía de nuestro gato mientras leemos o vemos la tele (a veces tarea imposible si deciden no dejarnos). Normalmente, suelen elegir colocarse encima de las piernas o a nuestro lado. Son momentos de complicidad y muy agradables para ambos pero, no nos pasemos con las caricias repetitivas. Pueden resultar molestas para el animalito que termina demostrando su disgusto, bien alejándose o bien, volviendo la cabeza hacia nosotros, para hacernos entender que no debemos continuar. Si obviamos estas señales, el gato puede decidir “poner las cosas claras” llegando a ser ciertamente desagradable así que evitemos llegar a poner al animal al límite.

El simple hecho de compartir tiempo junto a ti, es más que suficiente para tu gato. Disfruta de cada momento a su lado.

 

Observando y entendiendo a nuestro gato

A muchos gatos les encanta cotillear por la ventana y no es raro escuchar un castañeteo de dientes cuando algo les inquieta o excita. Es el sonido típico que emiten cuando descubren algún insecto o pajarillo pero no pueden llegar a él. Las ventanas protegidas o cerradas, ahora que llega el fresco, propician muchos momentos de estos a nuestro pequeño felino que acecha posibles presas, como cazador que es.

En algunos casos, este sonido, puede acompañarse de maullidos cortos. Es normal y no debe preocuparnos. Es parte de la naturaleza del gato.

Aunque nuestro gato disfruta enormemente de nuestra compañía, cuidados y afecto, hay ocasiones, en las que prefiere estar solo y lo indica claramente, dándose la vuelta y alejándose, con la cola hacia arriba, sacudiendo una de las patas traseras. Es una forma clara de indicarte que no quiere saber nada de ti en un buen rato. Suele ocurrir cuando administramos medicaciones que no le gustan o le sometemos a alguna manipulación que no le resulta cómoda (por ejemplo, si no está acostumbrado al cepillado o al corte de uñas).

 

Momentos de juego

Los gatos necesitan jugar como forma de estimular la actividad física y mental.

En un artículo anterior ya hablamos de las necesidades de juego del gato, sin embargo, hoy me pararé en el juego de puntero láser. A muchos gatos les encanta perseguir el punto de luz, pero no hay que perder de vista que, en el momento en el que empieza a perseguirlo, en realidad está cazando y poniendo en práctica sus instintos naturales.

Aparte de tener la precaución de no apuntar directamente a los ojos con la luz (estos dispositivos están diseñados con potencias bajas y bastante seguras, pero es mejor prevenir que lamentar), hay que tener en cuenta que nuestro gato está “cazando”. Si tras una larga sesión de persecución, no consigue su objetivo…puede decidir buscar una presa alternativa como una planta o tus pies, o no querer volver a jugar.

Para evitar esa sensación negativa, lo óptimo es no alargar demasiado las sesiones de juego con láser, y combinarlas con otro tipo de juegos. Además, es recomendable finalizar de forma atractiva para el gato, apuntando contra algún objeto que sí pueda cazar (una galleta, una golosina, un juguete, etc). Lo importante es que gane el juego y tenga ganas de volver a jugar la próxima vez.

El ejercicio aeróbico diario, todo aquel que implica movimiento, es más que recomendable para favorecer la actividad física y mental, además de prevenir la obesidad. Lo ideal es compartir entre 10 y 15 minutos repartidos en dos o tres veces al día para jugar con el gato. Si estos periodos de juego se mantienen de forma continuada y en un horario regular, se genera de forma natural, una rutina que el gato esperará y agradecerá pues significa tiempo de calidad contigo. Además, en la mayoría de los casos, favorecerá el descanso del animalito por la noche, que también te dejará dormir un poco más a ti.

 

Cuando llegan visitas a casa

Apetece preparar cenas en casa con amigos y, no siempre a todos les gustan los gatos. Si te fijas bien, cuando llega alguien nuevo a casa, nuestro gato, sobre todo si es curioso, saldrá y se frotará contra él, rodeando las piernas con su cola. Con este gesto, nuestro pequeño felino, está tratando de “adivinar” el temperamento de esa persona, y de saber si es amistosa o no (si se aparta, si le acaricia o le habla…). Es una forma de saludo.

Cuanto más te empeñas en que tu gato sea sociable con las visitas, menos ganas le pondrá el animalito en ser amable. Normalmente, los gatos se acercan a las personas que menos interés muestran en ellos, puesto que evitan mirarlos directamente a los ojos (una mirada fija puede ser interpretada por los gatos como una amenaza, si no tienen suficiente confianza con esa persona), así que procura relajarte, dejar que tu gato se acostumbre a la situación y dejar que la cosa vaya fluyendo por si sola…

Si lo llamas, seguro que saldrá en dirección contraria, si lo coges en brazos, se intentará zafar, si pasas de él, se atreverá a investigar antes o después cuando haya asegurado el terreno, olfateado todo lo nuevo que hay en casa y la curiosidad venza al temor.

Llega el fresquito y el momento de disfrutar más y mejor de la compañía agradable de nuestro gato. Él también está deseando.

 

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