La memoria es la capacidad para recordar. En los gatos esta capacidad está bastante desarrollada, siendo capaces de recordar ciertos sucesos del pasado.
A pesar de la gran importancia que tiene para la supervivencia de los seres vivos y de los numerosos estudios iniciados en este campo, su funcionamiento exacto, todavía se desconoce.
Además de aprender y memorizar una gran cantidad de datos, los gatos son capaces de almacenar de forma especial la información que es útil para ellos y para su propio bienestar y comodidad.
Curiosamente, tienen muy buena memoria para las cosas «importantes» de su vida: Recuerdan perfectamente sus comidas favoritas, donde está su platito de agua, dónde y cómo encontrar su arenero, el aspecto, sonido y tacto de sus juguetes preferidos, y dónde los han dejado (para poderlos rescatar en el momento adecuado que suele ser siempre de noche).
De forma especial, graban la ubicación de los rincones más soleados, calentitos y agradables de la casa, para echar una siestecita.
También sabe modular su voz de forma estudiada para que el humano responda a sus distintas demandas, y recuerda y responde a su nombre.
Conoce perfectamente toda la rutina diaria de su dueño, y la adapta a la suya propia, captando señales previas, sobre todo, cuando se trata de la llegada a casa, la hora de la comida, o de los mimos. Salta a la cama para instalarse cuando nos vamos a dormir. Nos espera mientras nos lavamos los dientes o preparamos las cosas para el día siguiente. Nos despierta suavemente o no, para que le pongamos comida… ¿Os suena?