En ocasiones puede costarnos entender la naturaleza felina y, cuando salvamos un obstáculo, ya tenemos la mirada fija en el siguiente aspecto que no termina de convencernos.
No conozco gatos perfectos, lo mismo que no conozco perros perfectos y mucho menos personas perfectas. Así como los animales, suelen conformarse con lo que hay, no juzgan y no tratan de cambiar nuestra forma de ser, las personas pecamos de exigentes respecto a nuestros compañeros peludos y, suele ocurrir que estamos más atentos a los pequeños detalles, que al elegante conjunto que, al fin y al cabo, es nuestro gato.
Nos llegan a molestar conductas tan naturales en él como maullar, corretear a primera y última hora de la noche, o buscar refugio en los lugares más recónditos de la casa. En el fondo, son gatos y, son así aunque tengo buenas noticias para todos los que estáis leyendo esto: Casi todo se puede cambiar para llegar a cierto punto de acuerdo entre persona y gato que mejore la convivencia entre ambos. Aunque nunca lleguemos a ser perfectos.
En esencia, mis gatos si son perfectos para mí, si no fuera por el trabajo (anterior, presente y futuro) que supone que Miko no me despierte por las mañanas, que Rubito no sea mi sombra en el lavabo cuando estoy cepillándome los dientes o que Pumuky no mendigue comida cuando estamos cocinando.
Porque, aunque en esencia, nos pintan a los gatos como seres solitarios, independientes y desapegados, la experiencia nos demuestra que nada más lejos de la realidad. Territoriales sí, pero poco o nada de todo lo demás. Los gatos de casa nos buscan, nos esperan y nos hacen partícipes de todo lo que les interesa y ocurre a su alrededor.
Soy de las que piensan que una década cambiará radicalmente la forma de educar a los gatos ya que son muy inteligentes y hábiles y, al igual, que otras especies, son capaces de aprender un montón de cosas. Seguro que todos los que me leéis reconoceréis que vuestro gato es capaz de identificar el sonido de una de sus latas al abrirse aunque esté al otro lado de la casa y venir corriendo para no perderse detalle. No deja de ser una forma de aprendizaje por asociación y ejemplos hay muchos y a diario. Solo hay que ponerse a pensar.
Volviendo al tema que nos ocupa, uno de los “defectos” que más suele fastidiar de la naturaleza felina es su afán por madrugar y ejercer de despertador con pelo. Te da con la patita, se sube encima de ti, maúlla desesperadamente como si no hubiera comida… todo un abanico de posibilidades al servicio felino de llamar tu atención ¿Os suena? Si os habéis parado a pensar, hay mil razones de que tu gato decida dedicarte esos primeros minutos del día solo a ti.
Estas son algunas.
Te ha cogido el horario..
Tan fácil como que tu gato tiene un reloj interno que “anticipa” a tu despertador. Lo malo es que los fines de semana sigue funcionando a la misma hora que entre semana con el consiguiente disgusto por nuestra parte.
Demasiada luz
Los gatos ven mucho mejor que nosotros en la oscuridad. Si tu gato se despierta de noche, es conveniente revisar las persianas y si queda alguna fuente de luz directa que pueda molestarlo (farola exterior, luz interior…).
Evitando el exceso de luz, ayudaremos al animalito a entender que es hora de descansar.
Se encuentra mal…
Al igual que nos sucede a nosotros, a muchos gatos les cuesta dormir cuando están enfermos. Debemos poner especial atención cuando nuestro gato comienza a no dormir por las noches, en especial si ha llegado a la vejez. Enfermedades como la artritis o el hipotiroidismo pueden causar insomnio. Ante la menor sospecha de que el animalito lo está pasando mal, es preciso contactar con el veterinario para ayudarle a sentirse mejor.
Demasiadas horas solo y aburrido en casa…..
Si tu gato pasa mucho tiempo solo durante el día, es muy probable que aproveche para dormir y estar preparado y con las pilas cargadas para tu regreso poniéndotelo difícil a la hora de descansar. Más aún si es gato único.
En estos casos, es importante buscar nuevas formas de estimularlo durante la jornada y, sobre todo, cuando tú no estás como instalar un rascador cerca de una ventana para ver el exterior, juguetes interactivos para hacer más atractiva la comida, de forma que lo mantengamos activo a lo largo de la jornada.
No olvidemos que nuestro gato busca nuestra compañía cuando llegamos a casa por lo que, interactuar con nosotros. es muy importante y necesario para él.
Antes de acostarte, dedícale unos minutos para crear una rutina que le ayude a conciliar el sueño. Puedes entretenerlo con plumero mientras ves la televisión. Cuanta más energía gaste antes de ir a dormir, menos probable es que te despierte en la noche.
Tu gato te ha domesticado.
¿Eres de los que se despierta ante cualquier ruido que hace tu gato? Si es así, ¿Desde cuándo? Quizá, cuando el animalito era pequeño, estabas tan pendiente a cualquier movimiento, que tu gato ha aprendido la manera de llamar tu atención. Si cada vez que te despertaba, se ganaba un cariño o una golosina, nuestro pequeño felino ha conseguido domesticarte a ti.
Para darle la vuelta a la situación, necesitaras de tiempo y mucha fuerza de voluntad. Cada vez que tu gato te despierte, deberás hacer caso omiso a sus demandas hasta que capte el mensaje. Puedes salir a comprobar que todo está bien pero nada de tranquilizarlo o atender sus demandas.
Tu gato vive obsesionado con la comida.
Si eres de los que se despiertan y aún, medio dormido, lo primero que haces es poner comida a tu gato, estás fomentando su necesidad de comer. Estás anticipando las expectativas y tu gato “aprende” que logrando despertar al humano, los comederos se llenan antes.
Puedes cambiar la percepción de tu gato, realizando cualquier cosa diferente antes de poner comida a tu gato de forma que no asocie el inicio de la jornada con la necesidad de comer.
Otros consejos para gatos madrugadores….
Repartir la comida en varios puntos de la casa puede ayudar pues fomenta la conducta exploratoria felina.
Durante el día, crea rutinas y evita hacer caso a sus demandas de comida o mimos. En estos casos, conviene marcar tiempos de atención y mimos para que vaya perdiendo el interés por llamarte cada vez que siente la necesidad. Planifica esos tiempos en función de tus horarios y crea rutinas de mimos y caricias.
Además del juego, podemos probar a introducir ejercicios básicos de obediencia (para gatos). Son esencialmente iguales que para los perros pero vienen muy bien y dotan de autonomía y control al animalito. En internet podéis encontrar ideas y tutoriales para “entrenar” a vuestro gato.
Por la noche, conviene dejar de prestarle atención como un par de horas antes de irnos a la cama. Si viene él contigo, le dejas pero no le busques ni lo llames.
Adicionalmente, para gatos glotones o “preocupados” por la comida, podemos dejar parte de la ración de la noche repartida por varios sitios de la casa donde se mueva (rascador, algún rincón, dentro de una caja de cartón (pocos granitos en cada sitio pero varios sitios).
La clave está en cambiar la asociación llamo=me hacen caso. Estudiando las razones de nuestro gato, lograremos entenderlo y aprenderemos a ayudarlo.
Mi gatita me despierta todos los dias a las 6:30 am por comida.
Luego se la come toda y me deja tranquilo.