La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por un protozoo parásito llamado Toxoplasma gondii, un parásito intracelular obligado. La toxoplasmosis puede causar infecciones leves y asintomáticas, así como infecciones mortales que afectan mayormente al feto, ocasionando la llamada toxoplasmosis congénita.
También puede revestir gravedad cuando afecta a recién nacidos, ancianos y personas vulnerables por su condición de déficit de inmunidad.
La enfermedad es considerada una zoonosis, lo que significa que se transmite desde los animales a los seres humanos a través de diferentes vías de contagio, siendo los hospedadores definitivos el gato y otras 6 especies de felinos.
Las medidas de prevención son particularmente importantes en las mujeres embarazadas y consisten en normas generales de higiene para evitar la transmisión por alimentos o agua contaminada, no consumir carne cruda o poco cocinada y evitar contacto con heces de gato.
Al quedarse embarazada, es recomendable realizarse los análisis. Si la madre es positiva, quiere decir que ya ha pasado la enfermedad, y ahí no hay riesgo alguno. Si el resultado es negativo, se deben hacer las pruebas al gato. Sólo un 2 % de la población mundial felina es positivo a toxoplasmosis. Si tu gato es negativo, no hay riesgo tampoco.
El gato infectado con toxoplasmosis sólo elimina ooquistes durante las dos semanas siguientes a haber contraído la enfermedad. En todo caso, si la madre es negativa y el gato positivo y justo está en esas dos semanas (harto difícil, y más si tenemos en cuenta que la mayoría de los gatos caseros no salen a la calle y no comen carne cruda infectada, sino pienso y alguna latita), tampoco es motivo de alarma puesto que, para que la toxoplasmosis pueda afectar a la madre las heces deberían estar más de 24 horas en ambiente, cosa que ninguno hacemos. En estos casos, es imprescindible que sea otra persona la encargada de la limpieza de la bandeja.
PELIGROS REALES: Carne poco hecha, embutidos, verduras y frutas mal lavadas.