El tiempo que ahora compartimos con nuestro perro supone una ocasión fantástica para crear buenos hábitos de cara a compartir actividades, aprender juntos y preparar al animal para retomar las rutinas habituales cuando sea posible.
Utiliza este tiempo para preparar a tu perro.
Aunque ahora los paseos son más cortos, disfruta del tiempo que pasas con tu perro, aprovecha cada ocasión para observar cómo se comporta y relaciona y prepara la vuelta a la normalidad también para él.
Es importante, no anticipar las salidas sobre todo si nuestro perro es nervioso (Nada de “venga, vamos, a la calle” en tono alto o gritando como si nos fuera la vida en ello).
Entrar o salir por las puertas de forma tranquila y a nuestro lado, no deja de ser un ejercicio de habituación esencial que se puede trabajar a lo largo del día varias veces coincidiendo con el paseo. Recuerda hacer las salidas de casa de forma tranquilas y dando tiempo para que el animal «piense» en lo que funciona y lo que no.
Cuando vayamos a salir y le hayamos puesto la correa, debemos esperar a que el animal esté tranquilo. No quiere decir que estar sentado signifique estar tranquilo. Particularmente, más que dirigir constantemente a los perros, es mejor enseñarles a pensar por ellos mismos y tomar “buenas decisiones” como esperar con nosotros, independientemente de si lo hace de pie o sentado. Si haces 3 salidas a la calle, son un montón de repeticiones al cabo de la semana sin necesidad de hacer nada especial. El paseo también es parte del entrenamiento.
En las salidas usa una correa larga fija (no extensible) para darle opción a separarse, olisquear y trotar un poco. Parar un momento y «ver la vida pasar» es un ejercicio genial para introducir calma, pequeñas permanencias y un punto de autocontrol en nuestros perretes.
Socialización y cachorros
Aunque es cierto que en estas semanas, los perros están viendo limitadas las salidas, la menor afluencia de tráfico y personas en las calles, supone una oportunidad para introducir de forma gradual a los cachorros y perros jóvenes en lo que será luego la “vida real” de la ciudad y ofrece la opción de habituarlos progresivamente al aumento en el número de estímulos, a medida que se relajen las medidas de confinamiento.
Además, muchos perros están asistiendo a la posibilidad de habituarse de forma natural a la presencia de elementos que, para otros perros, han sido desconocidos como por ejemplo, mascarillas, guantes de todos los colores y monos de protección en el trabajo de los operarios de limpieza, por no hablar del ruido de sirenas, la presencia multitudinaria de vehículos de policía, protección civil, bomberos y helicópteros así como los momentos de ovación de cada tarde que nos dan la posibilidad de trabajar desde el minuto inicial, las posibles reacciones del animal ante esos estímulos.
En la mayoría de los casos, actuar de forma normal sin dar mayor importancia a la situación concreta, promueve que el animal los incorpore a su repertorio.
En el caso de perros tímidos, miedosos o inseguros, lo mejor es dejar que el animal busque un lugar donde sentirse seguro y ayudarle minimizando el impacto sonoro con música o alguna actividad relajante para él si presta interés. No se trata ni de ignorar ni tampoco sobreproteger. Se trata de supervisar y apoyar a nuestro perro en esos momentos que es incapaz de gestionar por sí solo.
A tener muy en cuenta estas semanas que nos toca vivir….
Si las salidas son más cortas por motivos de seguridad colectiva, tenemos que poner de nuestra parte para compensar la falta de estimulación física con un aporte de actividad mental dentro de casa. Juegos de busca, pequeños ejercicios de obediencia, inicio de habilidades para el día a día (como traer objetos) pueden ser alicientes para perros y guías durante las jornadas de confinamiento. Pero todo en su justa medida, sin sobreestimular ni aburrir.
Trabajar dentro de casa
No se trata de tener al perro todo el día haciendo cosas. Intentamos mantener la continuidad en nuestros hábitos, cambiando tiempo de salida, por actividades de interior pero, una vez cumplida la tarea, mientras nosotros trabajamos atendiendo las tareas cotidianas, ellos deben descansar. Y por supuesto, sin olvidar respetar sus rutinas habituales de alimentación y de descanso.
Para ello, podemos crear rutinas de actividad más allá de las salidas y plantear al perro ejercicios de obediencia y/o habilidades en sesiones de 2-3 minutos, un par de veces al día. Parece corto pero, en la mayoría de los casos, es más que suficiente.
Cuando iniciamos un nuevo ejercicio, es preciso establecer una vía de comunicación entre perro y guía, de forma que el animal reciba el mensaje de forma clara e inequívoca. El foco en la mirada es fundamental y si tu perro confía en ti, la buscará como guía, apoyo y refuerzo. Este es un buen momento para practicar este tipo de complicidad. Cuando estéis trabajando o practicando un ejercicio concreto, recuerda informar claramente a tu perro de los aciertos. Nos fijamos mucho más en los fallos cuando hay que intentar fijar las cosas buenas. El primer refuerzo tiene que ser tu voz (antes que la chuche o el trocito de comida).
Los juegos de olfato, los juegos de busca y los ejercicios mentales dentro de casa suponen una forma estupenda de estimular mentalmente al animal. Puedes enseñarle a buscar juguetes u objetos. También puedes probar a esconderte en otra habitación y que te busque.
No olvides trabajar tanto juego como calma. Ayudarle a saber estar calmado es la vía adecuada para evitar comportamientos indeseados, potenciar la llamada, salidas tranquilas….
Y recuerda que los tiempos de descanso también son importantes y necesarios para favorecer una rutina diaria saludable para nuestros perros….
Acostumbrando al perro a la soledad
Si el animal ha perdido la costumbre de quedarse solo en casa puede costarle al principio pero recuerda que, fastidiarte la vida, no entra dentro de los planes de tu perro…
Para evitar conductas asociadas a la mala gestión de la soledad, es conveniente mantener al perro ocupado mediante las rutinas comentadas de estimulación física y mental, alimentación y descanso, ya que el objetivo es recuperar el ritmo habitual de actividad de forma progresiva para que el perro sea capaz de gestionarlo adecuadamente.
Así, cuando toque afrontar la transición de vuelta a cierta normalidad, será más fácil para todos.
«La vida es un proceso de aprendizaje».-Lauryn Hill.