Así como los gatos negros han tenido distintas consideraciones en cuanto a buena o mala suerte, así también los gatos blancos han sido objeto de diferentes criterios, unas veces siendo utilizados como amuletos, y otras veces lo contrario, formando parte de las supersticiones humanas.
El verdadero misterio está en su color blanco, en opinión de todos los genetistas del mundo, ya que en sí mismo el blanco no es un verdadero color, pues podría decirse que un gen dominante, llamado W, enmascara el color real del gato y su repartición en el cuerpo.
El color blanco, además posee una característica: es el único que permite la gama completa de colores en los ojos de los gatos: azules, amarillos, verdes, toda la gama, hasta impares.
El color blanco, tiene otra característica muy importante, y es que en la mayoría de los casos, viene acompañado de la sordera del gato. Se suele decir, que son los de ojos azules los que acompañan la sordera, pero esto no es así, ya que existen gatos blancos de ojos azules no sordos y también gatos blancos con ojos impares o color oro y bicolores, sordos. El origen de esta anomalía, que va unida al color blanco, no se conoce bien, pero parece ser que hay un vínculo entre la formación de las estructuras nerviosas de la audición y la de la pigmentación del pelo.
Un gato blanco y sordo, debe ser cuidado en sus salidas al exterior, pues tiene muy disminuidos sus mecanismos de defensa, por lo que por prudencia no deben salir solos a ninguna parte para evitar accidentes, sin embargo, esta limitación, no les hace menos atractivos que los gatos que tienen su sentido del oído completo. Suelen ser cariñosos, juguetones y más tranquilos, menos nerviosos, pues no se afectan ni sufren con gritos ni ruidos.