Hay perros bien educados, mal educados y, sobre todo, hay perros que ni lo uno ni lo otro, simplemente no están educados (ni bien ni mal)….
Demasiados perros que van por la vida sin saber ser perros, sin saber comportarse, incapaces de pasear de forma tranquila porque nadie les ha enseñado, que van constantemente dirigidos porque son «impredecibles», que ladran a todo, que se abalanzan contra todo porque siempre hay alguien detrás «controlando» la situación que al animal se le escapa, que solo saben «obedecer» al tirón de correa. En definitiva, incapaces de «pensar» porque alguien lo hace por él…..
Vivir con un perro es un privilegio pero también una responsabilidad y, debería ser igual para todos los perros y guías, pero si además, se trata de un animal grande o potente, la necesidad de educarlo de forma adecuada, es aún mayor.
Y claro que hay perros «difíciles» porque lo que vemos es el resultado de la herencia genética, del carácter del animal, de las experiencias previas y, en gran medida, de la educación (o la carencia) que haya recibido hasta ese momento.
De raza o mestizo…
Cualquier animal es susceptible de aprender cosas nuevas si invertimos el tiempo necesario en ello, pero también es cierto que hay individuos (de raza o no) más capaces que otros aunque, esto mismo, pasa en perros, gatos, humanos…. Pero ya no hablamos de aprendizaje. Hablamos de capacidades.
Lo que vemos en cada individuo (de raza o no) es el resultado de la genética, de la educación, de las experiencias vividas y del entorno donde se desarrolla.
Un perro cuyo linaje conocemos, criado con su madre y hermanos de camada en un entorno tranquilo, seguro, enriquecido, con una estimulación temprana adecuada, y un entrenamiento orientado a objetivos concretos tendrá más posibilidades de desarrollar altas capacidades que uno nacido en la calle, fruto de una camada no planificada con una madre insegura, hambrienta, con carencias emocionales y físicas y cuyo único objetivo es sobrevivir. Ahí está un poco la diferencia. Los perros que se crían de forma responsable con el objetivo de preservar determinadas razas suelen estar en el primer grupo mientras que las camadas de jardín, los “descuidos”, los cachorros recogidos de cunetas y contenedores y los que llenan los refugios de todo el país, estarían en su mayoría, en el segundo grupo. Eso no implica que los primeros sean unos campeones porque sí (necesitan entrenamiento específico).
Tampoco significa que los segundos no puedan aprender sino que necesitan más tiempo para “borrar” lo anterior (o por lo menos enseñarle a gestionarlo);
Luego, empezar a construir desde 0, aquello que el perro precisa para desenvolverse en sociedad (hablamos de una educación social básica) y, por último, mucho más tiempo en adiestrar-entrenar si ademas, buscas algo más concreto para el animal en función de las capacidades de ese individuo (hay perros mestizos auténticos campeones en disciplinas deportivas hasta ahora reservadas a perros de raza).
Respecto al tema razas, lo cierto es que hay razas más predispuestas a realizar determinadas tareas o trabajos para las que se han ido especializando a lo largo del tiempo mediante selección. Esto no es lo mismo que decir que un perro de raza tiene que ser más listo que un mestizo, solo por el hecho de ser de raza. De hecho las modas han provocado que muchas razas empiecen a llenar refugios y protectoras por el efecto del capricho desmesurado del ser humano unido a un profundo desconocimiento de lo que implica tener un perro. Por ejemplo, perros tipo spaniels o bracos tienen unas capacidades que se han orientado a una labor específica (caza) pero no le pidas a la mayoría de ellos, por ejemplo, que pastoreen un rebaño de ovejas. Igual uno lo hace pero no es algo en lo que destaquen. Y por otro lado perros de trabajo, tipo malinois, tan de moda en los últimos años, no están “diseñados” para ejercer de perros de sofá a tiempo completo y necesitan trabajar en objetivos concretos para cubrir sus requerimientos físicos y emocionales.
Y no estoy en contra de las razas (tengo un mestizo y una border recogida, pero también compañeros con perros de pedigree y amigos criadores responsables y atentos al bienestar). Estoy en contra del capricho, de cubrir necesidades propias a costa del bienestar de otro ser vivo como es el perro y del desconocimiento de la responsabilidad y obligaciones que implica compartir tu vida con un perro.
Hay muchas maneras de educar (tantas como perros y personas) porque cada individuo es diferente y el proceso depende, precisamente de eso pero, merece la pena aprender cómo educar a tu perro, ser coherente y adaptarte, invertir tiempo y esfuerzo, disfrutar de cada paso (al fin y al cabo, nadie te obliga a tener un perro) y poder llegar a confiar en tu perro y sentirte orgulloso, por ser capaz de «pensar» por si solo y acertar por sus propios medios con lo que esperamos de él.