Hay ocasiones en que menos es más. Sucede mucho con los perros cachorros recién incorporados y jóvenes y/o adultos recogidos o adoptados durante la fase de adaptación. La mayoría nos piden que vayamos poco a poco, para asegurar el terreno que pisan y sentirse a salvo.
Necesitan referencias así que cuanto más espacio tengan, más nerviosos pueden llegar a ponerse y, un ejemplo claro son las salidas a la calle.
Son muchos los casos de perros recién adoptados que tras un largo paseo, llegan a casa y hacen sus necesidades una vez dentro. Esto es porque el animal no se siente seguro en la calle. Hay demasiadas novedades y estímulos, muchos de ellos totalmente novedosos, que no puede controlar por lo que espera a llegar a un sitio conocido, a casa, para evacuar.
En estos casos, lo mejor es salir cerca de casa, incluso con la puerta del portal abierta para que vea la entrada y que el perro pueda ir asegurando el terreno a su ritmo. En poco tiempo, podremos ir ampliando el terreno y nuestro perro confiará en nosotros a la hora de embarcarse en nuevas aventuras durante el paseo.
El extremo opuesto son los perros que, recién adoptados, no eliminan ni dentro ni fuera y, suele ser porque necesitan un espacio personal mucho más amplio del que nos imaginamos.
Es frecuente en galgos y podencos que llegan a un hogar y podemos ayudarles empezando en zonas seguras con ayuda de una correa larga que les de cierto espacio. Hay que tener la precaución de usar un arnés fuerte que minimice posibles tirones pero nos de confianza (si es animal es muy asustadizo, podemos usar dos correas largas enganchando una al arnés y otra al collar que deberá ser ancho y cómodo.
El perro una vez a cierta distancia aprenderá a hacer sus necesidades en los lugares apropiados para ello y el espacio se irá reduciendo de forma progresiva entre nosotros aunque, casi seguro, que siempre buscará cierta intimidad para este asunto.
Puedes descargar algunos consejos útiles ante la llegada de un nuevo perro al hogar aquí.
