Si los perros pudieran elegir cómo les gustaría pasear, seguro que la mayoría elegían ir sueltos o, en su defecto, con arneses cómodos y correas que les dieran cierta libertad y la posibilidad de tomar algunas decisiones como ir a olisquear, coger cierta distancia de nosotros para hacer sus necesidades, evitar un encuentro que no le agrada….
Las correas largas me gustan. Dotan de autonomía al perro para ejercer como tal, a la vez que proporcionan seguridad al guía al cumplir con la normativa de llevar al animal sujeto y evitar accidentes en el caso de perros miedosos, recién llegados a la familia, con una llamada poco fiable o con los que estamos empezando a trabajar en zonas abiertas.
Por qué tiran los perros
Los perros tiran de la correa principalmente por dos motivos… porque nosotros les seguimos y porque su paso natural es muchísimo más rápido que el nuestro.
Cuando paseamos con un perro con la correa en tensión, fomentamos que el perro tire de la correa con más fuerza aún. El perro encuentra refuerzo cada vez que tira, puesto que llega antes al lugar que le interesa y nosotros le seguimos. El perro aprende que tirando, se consigue el objetivo así que tira de la correa porque puede y porque nosotros estamos detrás…
Si la correa está tensa, esa misma tensión se transmite de forma directa y muy rápida al perro. Cuando el propietario ve un perro, en previsión de la reacción de su animal, puede tensarse y tirar de la correa, aún de forma inconsciente provocando efectivamente que el perro se ponga nervioso.
Al hilo de una sesión donde hemos recuperado la correa larga para trabajar con un perrete joven que está aprendiendo a acudir a la llamada en zonas abiertas, hoy recupero un post con una propuesta de juego para aprovechar la tarde…
https://perrygatos.com/blog/noticias/jugando-a-practicar-llamada/