Los perros, al igual que nos ocurre a las personas, tienen su hora “buena”. Si lo pensamos bien, todos sabemos cuándo rendimos más a la hora de trabajar o estudiar y los hay que prefieren madrugar mientras otros son de los que trasnochan hasta altas horas de la madrugada.
Esto no quiere decir que nuestros perros, no sean capaces de aprender o trabajar a otras horas del día. Simplemente que hay momentos a lo largo de la jornada, en los que están mucho más receptivos y dispuestos a implicarse al cien por cien en la actividad que le propongas de forma que, si conoces esos periodos y, puedes aprovecharlos, la sesión cunde mucho más y ambos disfrutáis de un trabajo de buena calidad.
Cata es «madrugadora». Le encanta entrenar por las mañanas pero, hay muchas tardes también, que pide practicar actividades de concentración o habilidades, como forma de pasar un rato divertido conmigo.
Ras es de los que prefieren la sesión de tarde… Al fin y al cabo, si lo pensamos un momento, los perros son animales crepusculares, es decir, su ciclo de sueño y de vigilia funciona de tal manera, que las horas en que despliegan mayor actividad, son durante el amanecer y el atardecer. Por lo tanto y unido al ritmo de trabajo de casi todos los propietarios, no es extraño que casi todos los perros, elijan uno u otro momento del día, para dar lo mejor de sí mismos.