Cuando un gato maúlla, muchos propietarios interpretan que lo hace por hambre, a pesar de tener los comederos más o menos llenos y, si insiste un poquito, logran el objetivo de llevarse algo diferente (y normalmente más sabroso que el pienso) a la boca.
Algo importante a considerar es que muchos gatos a menudo prefieren probar nuevos alimentos en vez de los ya conocidos, sobre todo si son frescos y más apetecibles que el pienso, pero esta tendencia, tiene un doble filo.
Los cambios frecuentes de alimento que realizan muchos propietarios con la excusa de que el gato se “aburre”, se conoce como metafilia (del griego meta, “transformación”) y, de entrada, provoca el aumento del consumo del nuevo alimento por parte del gato (Estudios de Rabot, 1994). Este fenómeno se observa sobre todo, cuando se practica la alimentación “a la carta”.
Cuando se cambia el alimento de un gato, hay que estar preparado para la posibilidad del aumento de consumo de energía durante el primer mes, tras la introducción del nuevo alimento y debemos tenerlo en cuenta para evitar que el gato coja sobrepeso rápidamente. En el primer mes, el gato puede comer hasta 100 kcal/kg. Después, el efecto disminuye y el consumo se estabiliza en torno a las 60 kcal/kg (Nguyen y col., 1999) transcurridos dos meses.
Por ello, es importante que al cambiar la alimentación del gato, tengamos en cuenta la cantidad del alimento consumido para controlar que el aporte calórico, sea el adecuado para nuestro gato.
Así que, si tu gato maúlla y automáticamente le das algo de comer, piensa realmente quién domestica a quién.