Los perros tienen la capacidad de hacer felices a las personas que apreciamos su compañía y es relativamente sencillo corresponderles adecuadamente. Si nos paramos a pensarlo, las claves para una buena relación entre perros y propietarios son simples, aunque exigen de nuestro esfuerzo y dedicación para un resultado óptimo.
Así, los pilares de la buena convivencia descansan en el cuidado de la salud (donde entra la atención veterinaria, la alimentación, la actividad física y mental y la higiene), el respeto a la naturaleza del animal, así como un correcto equilibrio entre educación y afecto hacia el perro.
Parece fácil, ¿verdad? Sin embargo, nunca debemos perder de vista al perro en mayúsculas como animal que es, de una especie concreta, de una raza (o mezcla de varias) y con un nombre propio, otorgado por nosotros para diferenciarlo de todos los demás porque, al fin y al cabo, nuestro perro es único.
Si respetamos esta premisa y tenemos en cuenta el conjunto de aspectos que hemos indicado arriba, la relación con nuestro perro ganará puntos, así como su calidad de vida y la de toda la familia.
Sentando las bases…
La salud del perro es un aspecto de vital importancia, para disfrutar de su compañía durante muchos años. Un perro con dolor no puede ofrecernos atención ni afecto pues tiene necesidades más inmediatas. En este sentido, los aspectos que debemos tener en cuenta son:
- Alimentación correcta
- Revisiones veterinarias periódicas, vacunaciones y desparasitaciones en regla.
- Actividad física y mental regular
Si lo complementamos con una higiene correcta (también importante para la salud) y una correcta educación del animal, tendremos un conjunto de aspectos que mejoraran muchísimo la relación con nuestro perro, su calidad de vida y la de toda la familia.
Una alimentación equilibrada que protege la salud del perro
Una dieta adecuada para el perro, ajustada a la edad, tamaño y grado de actividad, es un pilar fundamental para lograr que el animal esté sano.
Los piensos de gama pueden resultar a priori más caros, pero los estudios aseguran que incluyen ingredientes de primera calidad, lo que se traduce en un mayor grado de digestibilidad, un mejor aprovechamiento de los nutrientes y un mejor tránsito intestinal. Esto supone, a la larga en muchos casos, un menor gasto veterinario por enfermedades o dolencias asociadas.
El agua también es fundamental y es preciso mantener el bebedero lleno y limpio en todo momento, para evitar la deshidratación. También conviene llevar agua si tenemos prevista una larga caminata e incluso cuando viajamos en coche.
Salud, visitas veterinarias, vacunaciones y otros temas…
Los chequeos veterinarios regulares, son esenciales para mantener la salud del animal y disfrutar de su compañía durante muchos años. Un perro sano es un perro con más posibilidades de ser feliz que uno enfermo o con dolor o molestias.
La correcta pauta de vacunación previene de enfermedades que pueden llegar a ser muy graves. La prevención es necesaria para nuestro perro pero también afecta a nuestra propia seguridad y las de las personas que viven con nosotros por lo que es extremadamente importante que llevemos al día la cartilla de vacunaciones. El avance de las vacunas y de la medicina preventiva ha logrado que ahora los perros disfruten de una mejor calidad de vida durante muchos años.
Por otro lado, la desparasitación es imprescindible y se hace necesario mantener a las pulgas y garrapatas a distancia. Presta atención si se rasca o está nervioso y revísalo tras los paseos o juegos al aire libre para localizar posibles espigas o parásitos y eliminarlos ante de que causen problemas.
Nuestro hogar puede estar lleno de peligros para tu perro así que debemos adaptar nuestra casa al perro, al menos mientras aprende, manteniendo todo tipo de productos alimenticios y/o tóxicos fuera de su alcance. Los artículos de limpieza y ciertos tipos de plantas son extremadamente peligrosos si son ingeridos por el animal.
Higiene y belleza
Cuando hablamos de higiene no solo hablamos de bañar o cepillar al perro para mantenerlo limpio y guapo, sino también a cuidar su piel, sus patas, boca (por lo tanto aliento), y que tenga el sitio apropiado para hacer sus necesidades sin mancharse y donde nosotros las podamos recoger y depositar en el lugar apropiado.
No hay un criterio fijo sobre cada cuánto tiempo debemos bañar al perro, pues depende de cada animal, de la raza, tipo de pelo y actividad física. En determinadas razas deberemos tener especial atención a aspectos concretos. Por ejemplo las razas de orejas caídas, son propensas a otitis pues los oídos respiran muy poco y esto crea un caldo de cultivo excelente para bacterias y hongos.
Los ojos de los perros deben mantenerse limpios y libres de suciedad para evitar las bacterias e infecciones.
La salud dental es también fundamental para mantener las encías sanas y evitar el mal aliento además de contribuir a una mayor esperanza de vida. Las visitas regulares al veterinario sirven para detectar cualquier patología de forma precoz y tratarla adecuadamente.
También resulta fundamental el cuidado de las uñas, prestando especial atención a las que no apoyan en el suelo o cuando se trata de animales jóvenes, muy ancianos o con poco peso que no desgastan adecuadamente. Cuando sus uñas son demasiado largas, pueden causar malestar e incluso encarnarse, produciendo heridas. En caso de dudas, conviene pedir asesoramiento al veterinario o peluquero para que nos muestre cómo cortarles las uñas.
El necesario ejercicio físico
El ejercicio físico ha de adaptarse a cada animal, dependiendo de la raza, el tamaño, el nivel de energía y la edad del perro. No hay una cantidad máxima de paseos diarios ni una duración determinada sino que variará en función del perro y del propietario. Dejar que únicamente corra por el jardín de casa, si tenemos, no es la solución para todos los días. Ha de salir fuera y, no solo a realizar sus necesidades, sino a descubrir nuevos recorridos, olisquear y poder crear relaciones sociales con otros perros, personas y con el entorno.
Algunos perros salen a pasear varias veces al día pero únicamente para sus necesidades. En invierno, la duración del paseo se limita aún más y, casi exclusivamente a esta actividad. No quiero decir que esté mal sacar al perro a hacer sus necesidades pero, actualmente hay demasiados perros que sólo salen para eso.
Los perros se tornan nerviosos o inquietos si no realizan el ejercicio suficiente, pues es una parte esencial para ellos y llevarlos a pasear, a correr o a practicar deporte es salud para el animal y para el propietario.
El paseo debe ser una parte importante de la relación del propietario con su animal y por eso es importante practicar para que el animal acepte la correa desde el primer momento. En caso contrario, el paseo se convierte en una actividad poco placentera. Si el perro responde, debemos corresponderle y, una buena forma, es darle la oportunidad, al menos una vez al día, de ir suelto por zonas apropiadas para ello, de forma que pueda correr libremente y descargar la energía acumulada.
En este aspecto, es preciso “vestir” adecuadamente al nuestro perro para los paseos con un buen collar cómodo y de su medida, una buena correa de la largura adecuada y una chapa identificativa con nuestro teléfono por si se despista. Aunque el chip es obligatorio en todo el territorio español, este tipo de placas pueden ayudar a recuperar al animal rápidamente.
Ofrece alternativas atractivas a tu perro: Una salida al campo, un paseo por el monte o una visita a la piscina para perros o un estanque limpio suponen un aliciente además de un ejercicio estupendo para sus articulaciones y el corazón.
Educación:
La educación es una parte importante en el bienestar de nuestro perro pues lo prepara para convivir en sociedad de una forma adecuada. El trabajo de los propietarios consiste en moldear la conducta del animal a través de unas pautas claras, sencillas y comprensibles. Para ello, debemos ser coherentes en cuanto a su cumplimiento.
Los perros adoran tener objetivos, ya que les mantiene ocupados y entretenidos. No olvidemos que, en origen, fueron criados para completar diferentes tareas. Ofréceles un reto alcanzable pero ambicioso y darán lo mejor de sí mismos para lograr el éxito.
También necesitan rutinas para sentirse seguros y, como referentes, nosotros somos los responsables de proporcionárselas. Para cualquier perro es importante conocer los parámetros de su mundo y las posibles consecuencias de cada acción.
Mantén la mente de tu perro activa, enseñándole nuevos ejercicios y habilidades que le obliguen a resolver situaciones ya que ayuda a mejorar su conducta. Un perro ocupado, es menos propenso a buscar diversiones alternativas como los destrozos y además compartirá un tiempo de calidad contigo.
Un perro educado, discreto, capaz de pasar desapercibido sin molestar a nadie, suele encontrar poca resistencia por parte de las personas a su presencia. Esto facilita los viajes y desplazamientos ya que, cada día, hay más establecimientos dispuestos a admitir perros educados.
Equilibrio psicológico
El bienestar psicológico del perro es igual de importante que su salud física. Los propietarios han de conocer cuáles son estas necesidades para conseguir que el can sea feliz. Entender el comportamiento de un perro ayuda a aprender por qué actúan de cierta manera y cómo se les podemos ayudar. A los perros les gusta saber qué va a suceder en cada momento..
Usa tanto el lenguaje verbal como el corporal para comunicarte. Los perros aprenden más rápido mediante la observación del lenguaje corporal, pero son capaces de aprender a escuchar.
Adapta cada día un «tiempo de trabajo y un tiempo de juego», ya sea dentro o fuera de casa. Esto creará un vínculo especial entre los dos.
Presta atención a los estados de ánimo de su perro. Al igual que nosotros, puede tener días en los que parece más cansado o ausente. Si su estado de ánimo cambia de repente, observa su conducta y, en caso de duda, consulta con el veterinario pues quizá está tratando de decirte algo.
Disfrutar cada día de la relación
No siempre somos conscientes, de los beneficios emocionales que nos proporciona el hecho de cuidar de forma apropiada a nuestro perro. Hay estudios que relacionan el hecho de convivir con animales con una menor ansiedad y mayor capacidad de recuperación de situaciones de estrés.
Hablar con nuestro perro no significa que estemos locos pues, todos reconocemos que nuestro animal “nos entiende” ya que la convivencia moldea esa capacidad del perro para detectar nuestro estado de ánimo y adaptarse a las circunstancias bien dándonos afecto o ayudándonos a pasar un rato divertido practicando deporte al aire libre.
Nuestro perro también tiene sus necesidades emocionales. Un perro que pasa demasiadas horas solo, o que no está integrado en la familia, no es feliz. El cariño se puede demostrar de mil formas y no únicamente a través de comida o chucherías. Una caricia, una palabra, un gesto o incluso una simple mirada pueden ser una muestra de afecto para nuestro perro si hemos creado el entorno para que pueda reconocerla y valorarla. Dedicar un momento amable al perro por algo bien hecho, es un gesto de respeto y un excelente modo de estrechar el vínculo con él. Conviene aprender a sacar partido de los momentos cotidianos con nuestro perro: Las cosas buenas se pueden celebrar de forma diferente con una tarde de juegos, un paseo relajado, un merecido descanso viendo el paisaje…
Los perros bien atendidos viven muchos años, pero nunca debería ser a costa del menoscabo de la calidad de vida del animal. Por eso, pero igualmente importante, debemos respetar la dignidad del perro evitando alargar su vida a costa de su bienestar. Dejarlo marchar en paz y sin dolor, es el mejor regalo que le podemos hacer al final de su vida.